MARTÍN VALMASEDA
Se descubre,
claro, lo que
está cubierto, lo
que no se
conoce. Cuando alguien
se da cuenta,
por ejemplo de
que se cae
una manzana de
un árbol y
entonces, - concretamente el señor
Newton - primero dijo ¡ay!
pero luego, aunque
el golpe en
su cabeza no fue muy
grave, descubre la ley de la gravedad
(la podía haber
llamado "la ley
del coscorrón") .
Así
el mundo está
lleno de descubrimientos y
la gente se
descubre con respeto
ante los descubridores.
Pero hay descubrimientos más importantes. Sobre todo el de un tal Rodrigo de Triana, marinero. El que un amanecer miró a lo lejos en el mar, vió algo que no parecía ser agua, y sin pensarlo más gritó: ¡tierra! Eso lo escribió el mismo Colón en su diario; a pesar de lo cual no llamaron a aquella tierra Rodrigocia, en honor a Rodrigo; ni siquiera Colombia por Colón. Vino años después un turista llamado Américo Vespucio y se las arregló para llamar América a aquel terreno. Pero ¿qué digo? si cuando el dicho Rodrigo y los otros navegantes, vieron que ese país ya estaba ocupado deberían haber pedido permiso para atracar sus barcos en aquel puerto. Sí que atracaron pero no de esa manera náutica, sino que empezaron pronto a pensar lo que se podrían llevar como injusto recuerdo de aquella ¡tierra! que el humilde Rodrigo había gritado a distancia aquel amanecer.
Y lo
peor es que
ahora al paso
del tiempo, muchos
españoles y portugueses
siguen diciendo que
nosotros somos los
descubridores de América.
Encima para
mayor ignominia, aparecieron unos
cuantos papas que, en vez
de ocuparse de
buscar tierra, techo y
trabajo para el mundo
entero se dedicaron
a escribir bulas para repartir
esa lejana ¡tierra!
entre España y
Portugal.
Pero ante ese
reparto injusto, en la
Gran Bretaña, unos
marinos piratas exclamaron
en inglés: "¡caramba! we
también queremos ser
descubridores!"
Se buscaron otros puertos más al norte para atracar y siguieron atracando América.
Pues así han pasado cinco siglos hasta que un nuevo papa latinoamericano, de nombre y corazón pobre se ha puesto a decir: "¡Basta ya de descubrimientos y de atracos!". Que aunque es tierra, continua llamándose América, y en el nombre de la iglesia del pobre Jesús; pide perdón por los descubrimientos, las conquistas, los atracos de los países invasores que desde sus barcos siguen gritando ¡tierra! u ¡oro! o ¡diamantes!. Los países ricos descubridores se han quedado al descubierto, Pero ahí estamos con este papa descubridor; que deja al descubierto las injusticias de la humanidad.