¿De qué valen los «Hossannah»
si te volvemos la
espalda?
¿Para qué tanto
alboroto,
si mañana callaremos,
o gritaremos el nombre,
del «Barrabás» de
turno?
¿A dónde van las
promesas
que se lleva el viento?
¿A quién sirve el pan
que se esconde
y no se reparte?
Y los aplausos de hoy,
¿en qué se convertirán,
si caes en desgracia?
¿Quién nos enseñará a
amar,
si encerramos el
corazón
en una jaula de piedra?
Tú, Señor, nos traerás
todas las respuestas
en el pan partido,
en el amor crucificado,
en el sepulcro vacío.
Es tiempo de
contemplar,
y escuchar tu Palabra.
(José María R.
Olaizola, sj)