Señor,
haz que tu Iglesia
se transforme
en testimonio de amor
entre los hombres.
Cuida, Señor, con tu
ternura
a esos hombres y
mujeres
que en medio del mundo
quieren ser sal y luz.
Que vivan el bautismo
siendo con Cristo luz
capaz de denunciar las
injusticias,
las oscuridades de
nuestro planeta;
siendo la voz de los
que
no tienen voz.
Padre, cuida de tus
hijos
diseminados por la faz
de la tierra,
empeñados en hacer un
mundo
más habitable,
empeñados en ser
portadores
de la única salvación
que se llama Jesús.
Diles, Señor, que en
medio
de una vida a veces
gris
está el aliciente
de tu eterna novedad,
el gozo de tu
presencia,
la alegría de tu
promesa
de estar siempre con
nosotros
hasta el final…
Cuida a las familias,
alienta a los
trabajadores,
abre puertas de
esperanza
a los jóvenes
y anima a los niños
y a los que se sienten
solos.
Amén.
(Francisco Cerro)
Colaboración de Juan García de Paredes.