MARTÍN VALMASEDA
Hay en nuestra lengua 4 palabras fundamentales para nuestra vida...y para nuestra muerte...para nuestra muerte; porque son las que causan inundaciones, incendios, vendavales y derrumbes de montes. Estos cuatro fenómenos naturales tienen el origen en cuatro realidades físicas, que fueron elementales para los primeros filósofos. Esas palabras son agua, fuego, aire y tierra.
Empezamos hoy
por el agua,
ahora que estamos aquí
en tiempo de
sequía lo primero que se afirma
del agua es que
forma parte fundamental
de nuestro cuerpo,
como un sesenta
por ciento del líquido
elemento; ¿será por eso
que cuando a
uno lo mata, se
dice que lo
liquidan?
Los médicos algo con
lo que nos
dan la lata,
es diciéndonos que bebamos
mucha agua, lo que no
se les ocurre
decir del vino.
Uno de los
principales beneficios del
agua es que
sirve para hacerle
a uno cristiano.
Sin embargo no
parece que para
eso tenga mucha
eficacia. ¡Cuántos
bautizados de pequeños,
al llegar a mayorcitos
dejan de ir a misa,
después de hacer la
última comunión, que
para ellos es
la primera también
porque lo que se
llama sacramento se
debería llamar sacra-miento
(así con i
de mentir).
El bautismo para los primeros cristianos era con más cantidad de agua. se introducían en una piscina pequeña donde les hunden hasta la cabeza como si ahogasen al hombre o la mujer de pecado y saliera del agua una persona nueva. Claro se bautizaban ya grandes porque los niñitos no hacen más que llorar cuando les echan el agua.
Es que no les
he dicho
que además de
para bautizarse, el
agua sirve para
bañarse, esa cosa horrible
como decía aquel: " debe de ser tremendo ahogarse en el mar
... esta mañana me
lavé la cara , y me produjo
una espantosa impresión.
También parece
ser que el
agua, sirve para
beber. Es el milagro
de lecheros y bodegueros. Con un chorrito
de agua con
vierten tres cuartos
de litro de leche
o de vino.
en un litro
de ambos productos.
No cuenta
el evangelio que
al final de las bodas
de Caná, el maestresala (el organizador de
la boda) estuvo dando la
lata a Jesús para
que le dijera
cómo se hacía
eso de convertir el agua
en vino.
Poniéndonos un
poco más serios
tenemos que pensar en
que ahora lo que falta en
el mundo es
el agua y
va a faltar
más, por el
derroche que hacemos en
nuestro mundo.
(Léase la encíclica del
papa Francisco donde dice (bueno, no
lo dice, pero lo podría decir)
que no pidamos
a Jesús que
baje a cambiar
el vino en agua,
sino que no seamos derrochones, no malgastemos el
agua y la energía de los embalses que hagamos caso
a los ecologistas y a los
bomberos, que tienen
que gastar miles
de litros para
apagar fuegos y mantengamos la belleza
de los ríos y las cascadas... De
que no hemos
hablado de la
belleza de los paisajes del
mundo, que se debe en gran parte a
los arroyos, las cascadas,
las lluvias que
riegan el campo, las
selvas del Amazonas, los bosques
de Petén, y las
fuentes de los
pueblos, que hasta los sabios
tienen que acudir a
las fuentes, según dicen alabado seas, mi Señor por la hermana
Agua, a cual es muy humilde, preciosa y casta.
ALABADO SEAS MI SEÑOR