De las
cuatro palabras que
los filósofos de la
antigüedad griega consideraban base
del universo, hemos tratado
el agua y
el fuego. Nos
falta la tierra
y el aire.
LA TIERRA por cuyas
venas corre el
agua; y el fuego que
la calienta a veces la
quema.
La tierra
que pisamos cada
día y que
un día nos envolverá. La
tierra que es
desierto arenoso pero
también son bosques
y sembrados... Todo es
tierra, también nosotros.
Nos lo recuerdan
los curas, el
miércoles de ceniza:
"recuerda que eres polvo
y en polvo
te convertirás" (ahora si
nos incineran también
seremos fuego y
humo). Pero la
tierra nuestra de cada día
son caminos polvorientos
o del asfalto,
salido de las
entrañas de la
madre tierra,
Los del camino, se llamaron los seguidores de Jesús antes de llamarse cristianos . De verdad hemos convertido la tierra en caminos. Lo malo es cuando en vez de caminos hemos hecho en la tierra fronteras y fincas de "prohibido el paso - perro peligroso", cortando caminos.
Ojalá fuera
toda la tierra
dos cosas: caminos y
raíces. Los caminos para
moverse y las
raíces para nacer y
crecer, Algunos pueblos
de los llamados
indígenas (todos lo somos...)
entierran la parte del el ombligo
que les unió a su
madre, en la
tierra de su
nacimiento (acuérdate que
eres tierra).
Lo malo
de las religiones
mal enfocadas es
el espiritualismo (que no es él, el
espíritu que sopla
y nos mueve
sobre la tierra.
El espiritualismo nos
hace andar por las nubes
y no preocuparnos
de los problemas, gozos y sufrimientos
de la gente
de esta tierra.
El
campesino, carpintero Jesús de
Nazaret era carne, además de
verbo (palabra), era tierra... y
así habitó entre nosotros.
Que nosotros seamos fieles
a nuestras raíces
y caminemos siguiendo nuestro
camino, peregrinos por esta tierra.