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1 de junio de 2023

TODO ES UNO

Jn 14, 15-21

La comprensión de lo que somos aleja definitivamente la soledad, porque lo que somos es uno con todo lo que es. Es cierto que pueden seguir existiendo sentimientos-recuerdos de la soledad vivida, con su mayor o menor carga psicológica. Podrán seguir igualmente activos nuestros condicionamientos psicológicos. Sin embargo, la comprensión nos permitirá resituarnos y conectar con la unidad de fondo.

No se trata de un ser divino que nos acompañaría en todo momento, y en quien podríamos depositar nuestra necesidad de seguridad y de confianza, tal como tiende a pensarse desde un nivel mítico de consciencia.

Los textos evangélicos siguen expresándose en esa dualidad, que percibe el Fondo de lo real como un Dios separado o un Espíritu que nos guía desde fuera. Porque es así como tiende a leerlo la mente y es así como se ha transmitido.

Sin embargo, Dios o el Espíritu no es algo (alguien) separado. Esos términos aluden a nuestra mismidad más profunda, a nuestra identidad más íntima.

No hay soledad posible, porque todo es uno: “Entonces sabréis que yo estoy con el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros”.

La práctica meditativa o el cultivo del silencio mental es un camino privilegiado para, más allá del pensamiento, conectar esa realidad profunda, saborearla y vivirnos desde ella.

¿Frecuento la profundidad en la que me reconozco uno con todo lo que es?

Enrique Martínez Lozano

FE ADULTA