En esta primera parte de nuestro Círculo de silencio queremos primero recordar que el martes 13 de junio se produjo una nueva tragedia en el Mediterráneo. Un barco pesquero con cientos de migrantes a bordo se hundió en el Mar Jónico, después de estar horas esperando que les rescataran. Las noticias indican que al menos hay 79 personas muertas tratando de llegar a las costas europeas. Pero las imágenes del barco, en las que se ven una gran cantidad de personas a bordo, y el escaso número de supervivientes hacen pensar que la tragedia fue mucho mayor.
También queremos
recordar que ya ha pasado un año desde la tragedia que ocurrió en Melilla el pasado
24 de junio de 2022, en la que hubo al menos 37 personas muertas, 77
desaparecidas y 470 devoluciones ilegales, y sin embargo sigue sin haber “verdad,
justicia y reparación”.
Hay que tener en cuenta
que la búsqueda de los desaparecidos, y el dolor por la falta de información
sobre la situación de sus seres queridos es otro de los dramas que afecta a las
familias, que deben vivir con el dolor de la incertidumbre y el dolor de ser
señalados como culpables de las desapariciones de su seres queridos.
Mientras tanto, los
ministros del interior de la UE han alcanzado un pacto para la reforma del sistema
europeo de migración y asilo, que supondrá un endurecimiento en las condiciones
para obtener refugio en Europa y facilitará los mecanismos de deportación a
terceros países, sin importar si en estos países se respetan los derechos
humanos.
¿En qué momento hemos
normalizado que miles de personas mueran cada año tratando de llegar a nuestras
costas?
¿Hasta cuándo tiene que
durar este sinsentido para que la sociedad y los dirigentes europeos tomen
conciencia de que tiene que haber otra manera de gestionar las migraciones?
El crimen no es querer buscar un futuro mejor, el crimen es impedirlo.
En esta segunda parte
queremos recordar que faltan 11 días para que se celebren en nuestro país las
elecciones Generales.
Es por ello que
llamamos a las conciencias de quienes hacen las leyes y deciden políticamente a
diferentes niveles, para que respeten los derechos de las personas y su
dignidad.
Seguimos asistiendo con
dolor al drama, que se repite cada día, de tantas personas que buscan un futuro
mejor y que por migrar son perseguidas, engañadas, deportadas, y asesinadas en
el mar. Personas que caminan por nuestras calles y duermen a la intemperie sin
techo, sin padrón, sin trabajo, sin amigos, y sueños congelados por nuestra
indiferencia y una legislación que no ofrece oportunidades.
Según datos de la
Organización Internacional de las Migraciones, en lo que llevamos de año 2023 se
contabilizan 1.162 personas migrantes muertas o desaparecidas intentando llegar
a Europa. Son cifras que golpean nuestra conciencia.
Hacemos SILENCIO y traemos a la memoria y a nuestros l corazones sus sufrimientos y sus esperanzas. En el silencio se hacen especialmente presente las heridas de la humanidad, el egoísmo que margina y no deja de oír los gritos de los débiles. En el silencio percibimos que nada humano nos resulta indiferente.
Nuestro silencio
permanente firme cada mes exigiendo la acogida adecuada a personas refugiadas y
migrantes, RECLAMANDO POLÍTICAS JUSTAS, EL CIERRE DE LOS CIES, LA ACOGIDA Y
ACOMPAÑAMIENTO QUE SE MERECEN. Es una semilla de esperanza que se extiende por
Europa y cruza el Mediterráneo hasta los países africanos.
A todos estos políticos
que pueden establecer políticas migratorias más humanitarias y ordenadas les
pedimos:
1. Que erradiquen la
Trata de personas, protejan a las víctimas, especialmente a mujeres y menores,
y que persigan a aquellas personas y organizaciones criminales que se
enriquecen a costa de las víctimas.
2. Que hagan de
nuestros pueblos y ciudades, tierra de acogida, donde se garantice la atención
a las necesidades básicas -alimentación, vivienda, salud y trabajo de las
personas migrantes.
3. Que asignen las
partidas necesarias para una adecuada política migratoria en los presupuestos generales
del Estado, Comunidades Autónomas, Diputaciones y Ayuntamientos.
4. Que afronten las
causas de la migración involuntaria: conflictos armados, expolio de los recursos
naturales, pobreza y desigualdad, cambio climático, corrupción… y garanticen el
desplazamiento seguro de las personas que se ven obligadas a salir de sus
países de origen, sin poner en riesgo su vida y su dignidad.
5. Que garanticen los
derechos de las personas internas en los CIE y que se proceda a sus cierres.
6. Que rechacen
tratados ilegales, inmorales y deshumanizantes que tratan a las personas como si
fuesen mercancía.
7. Que empiecen por lo
menos por tramitar las más de 700.000 firmas que la sociedad civil hemos puesto
encima de la mesa del parlamento español para regularizar a los cerca de
500.000 seres humanos que viven entre nosotros y están en situación irregular.
La voz de las personas más débiles es, para quienes aquí estamos, sonido de la esperanza. Esa esperanza que atraviesa concertinas, genera alianzas y nos invita a poner en juego nuestra capacidad de acogida, convencidos de que podemos transformar esta realidad sufriente. Mientras exista la injusticia y la violencia no habrá muro ni valla que pueda frenar la utopía humana.
Amigos, comienza nuestro TIEMPO DE SILENCIO.
MESA
DIOCESANA DE ATENCION Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y REFUGIADOS DE CÁDIZ Y CEIUTA
Colaboración de Juan García de Paredes.