Facundo Cabral fue
asesinado el 9 de julio de 2011 en la capital de Guatemala. | Foto: Más Cultura
En las canciones de
Facundo Cabral sobresalen la visión de la realidad, el amor a la gente sencilla
y el modo afectivo de brindar su arte.
Este sábado 9 de julio
se cumplen un nuevo aniversario de la partida física del cantautor argentino
Rodolfo Enrique Cabral Camiñas, más conocido como Facundo Cabral quien fue
asesinado a balazos hace 12 años en la capital de Guatemala.
La noche anterior a su
muerte en 2011, Cabral había retornado a Ciudad de Guatemala desde la localidad
de Quetzaltenango en donde dio un concierto, y fue la canción “No soy de aquí,
ni soy de allá” la última que interpretó al auditorio.
Mientras más se conoce
a este cantautor y poeta argentino, más se parece a uno de esos raros
personajes de novela que habitan la realidad y que, de tan auténticos, también
la llenan de maravilla.
Analfabeto hasta sus 14 años, en 1954 un vagabundo le recitó el “Sermón de la montaña” y el joven Cabral descubrió que “estaba naciendo”. Él mismo contó que corrió a su casa y compuso la canción “Vuele bajo”, por donde comenzó su aventura como autor.
La aventura de la
canción
Unos años después ya se presentaba en pequeños escenarios, rasgaba su guitarra y cantaba música folclórica. Esos primeros pasos no tuvieron gran repercusión, hasta que el éxito lo sorprendió en 1970 con “No soy de aquí ni soy de allá”.
A partir de ese momento
sobrevinieron giras artísticas, presentaciones ante miles de personas,
grabaciones en nueve idiomas... Más que tocar a las puertas de la fama, en la
que no creyó demasiado, esa fue su oportunidad de difundir más allá del
continente americano un tipo de canción vinculada con la introspección de la
realidad y la obligación de transformarla, algo que no vio con buenos ojos la
dictadura militar en Argentina, que lo obligó a buscar en México mejores
horizontes para su canción de protesta.
Entre el cantor y el
juglar
Se estima que visitó
165 países en su condición de "trovador vagabundo”, como prefería
llamarse. Cuentan que incorporaba a sus canciones pequeños textos de carácter
anecdótico a los que no pocas veces confería sentido moral.
En sus composiciones
primaba lo coloquial, si bien las anécdotas se referían desde la memoria, la
sabiduría popular o la reflexión filosófica. Esa manera cómplice y afectiva de
compartir el arte lo hacía verse como un juglar.
La sátira y el humor
distinguieron su quehacer, como reflejan los títulos de algunos discos suyos:
"El mundo estaba tranquilo cuando yo nací", "Entre Dios y el
Diablo", "No estás deprimido, estás distraído" y "Cortezías
y Cabralidades" (este en compañía de Alberto Cortez).
Una intensa amistad lo
unió a este cantante argentino, con quien se presentó en la gira “Lo Cortez no
quita lo Cabral”, en la que combinaron humor y poesía. Refiriéndose a su amigo,
Cortez dijo que “se había inventado a sí mismo”.
Cabral siempre refirió
que se sentía deudor de Jesús, Krishnamurti, San Francisco de Asís, Gandhi y la
Madre Teresa de Calcuta, entre otros. Se considera que su inclinación hacia la
observación espiritual marcó su labor como cantautor y lo ayudó a incurrir en
la crítica social sin abandonar el sentido del humor.
Además de su interés
por las vivencias de la gente sencilla y sin recursos, al cantarles proponía
que lo verdaderamente importante es hacer realidad los sueños y caminar por la
vida sin inútiles sujeciones al espejismo de la riqueza, pues los seres humanos
-decía- no necesitamos depender de nada, y cuanto más anhelamos tener, menos nos
conocemos.
Esa proyección íntima y cercana, optimista respecto a lo que consideró el verdadero valor del ser humano -llevar mucho adentro, en el alma-, podría explicar que se convirtiera en un fenómeno de masas y consagrara un tipo de canción que no hizo concesiones.
Frases de Cabral
"Cada mañana es
una buena noticia. Cada niño que nace es una buena noticia. Cada hombre justo
es una buena noticia. Cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es
un soldado menos".
"Fui analfabeto
hasta los 14 años. Por eso, cuando me dicen 'no puedo', yo les digo 'no
jodas'".
"Lo maravilloso de
la tercera edad que estoy atravesando es haber vivido intensamente la primera y
la segunda. Y yo, por suerte, fui joven e irresponsable durante muchos
años".
"Lo que llamamos
problemas son lecciones. Si lo tomo como un problema, me agobia la furia o el
miedo. Si lo tomo como una lección, es una provocación a mi voluntad y voy a
salir".
"¿Cómo no voy a
ser alguien que está en paz? La felicidad no es un derecho, es un deber. Si no
eres feliz, estás amargando a todo el mundo".
Cabral fue asesinado el
9 de julio de 2011, cuando sicarios contratados por el narcotráfico trataron de
ultimar al empresario Harry Fariñas, quien lo trasladaba al aeropuerto de
Ciudad de Guatemala, y paradójicamente lo mataron a él.
Así, por azar, se apagó
su corazón, aunque el candil de su existencia sigue alumbrando el camino.