Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

12 de julio de 2023

EVANGELIO DOMINGO 16-Julio-2023- (Mateo 13, 1-23) Reflexiones Pagola

SEMBRAR EL EVANGELIO

Salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas:

Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta. El que tenga oídos que oiga.

Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas?

Él les contestó:

A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:

<< Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure >> ( Mateo 13, 1 – 17 ).

APRENDER A SEMBRAR COMO JESÚS

No fue fácil para Jesús llevar adelante su proyecto. Enseguida se encontró con la crítica y el rechazo. Entre sus seguidores más cercanos empezaba a despertarse el desaliento y la desconfianza. ¿No era todo aquello una utopía imposible?. Les contó la parábola de un sembrador para hacerles ver el realismo con que trabajaba y la fe inquebrantable que le animaba.

Los que le escuchaban la parábola sabían que estaba hablando de sí mismo. Así era Jesús. Sembraba su palabra en cualquier parte donde veía alguna esperanza de que pudiera germinar. Sembraba gesto de bondad y misericordia hasta en los ambientes más insospechados: entre gentes muy alejadas de la religión.

En la Iglesia de Jesús no necesitamos cosechadores. Lo nuestro no es cosechar éxitos, conquistar la calle, dominar la sociedad, llenar las iglesias, imponer nuestra fe religiosa. Lo que nos hace falta son sembradores.

Seguidores y seguidoras de Jesús que siembren por donde pasan palabras de esperanza y gestos de compasión.

Esta es la conversión que hemos de promover hoy entre nosotros: ir pasando de la obsesión por << cosechar >> a la paciente labor de << sembrar >>.

LA FUERZA OCULTA DEL EVANGELIO

El evangelio no es una moral ni una política, ni siquiera una religión con mayor o menor porvenir. El evangelio es la fuerza salvadora de Dios << sembrada >> por Jesús en el corazón del mundo y de la vida de los hombres.

Hay violencia y sangre en el mundo, pero crece en muchos el anhelo de una verdadera paz. Se impone el consumismo egoísta en nuestra sociedad, pero son bastantes los que descubren el gozo de una vida sencilla y compartida. La indiferencia parece haber apagado la religión, pero en no pocas personas se despierta la nostalgia de Dios y la necesidad de la plegaria.

La energía transformadora del evangelio está ahí trabajando a la humanidad. La sed de justicia y de amor seguirá creciendo. La siembra de Jesús no terminará en fracaso. Lo que se nos pide es acoger la semilla.

SEMBRAR CON FE

Acostumbrados a una << sociedad de cristiandad >> donde lo religioso estaba presente visiblemente en nuestras calles, plazas, escuelas y hogares, son muchos los creyentes que sienten malestar y sufren ante la nueva situación.

Por eso se hace necesario escuchar con atención la parábola de Jesús. El evangelio sigue encerrando una virtualidad poderosa para <<salvar>> al hombre de lo que le deshumaniza. Difícilmente encontraremos algo o a alguien que pueda dar un sentido más humano y liberador a nuestras vidas.

Es cierto también que el evangelio exige una acogida sincera y una disponibilidad total. Y son muchos los factores que como la riqueza, los intereses egoístas o la cobardía, pueden ahogar y anular la eficacia de la palabra de Jesús.

En cualquier caso, los creyentes hemos de recordar que no es momento de <<cosechar>> sino hora de sembrar con fe en la fuerza renovadora que se encierra en el evangelio.

IMPULSAR LA CREATIVIDAD

No basta mirar a la tradición. Hay que aprender a vivir con creatividad. Una Iglesia sin creatividad es una Iglesia condenada a estancarse. En la Iglesia tenemos miedo a promover la creatividad.

Pero ahogar la creatividad y oponerse a nuevos planteamientos ante problemas inéditos puede conducir a la Iglesia a un inmovilismo que está lejos del espíritu que animó a Jesús.

Sorprende la creatividad que desarrolló la Iglesia en los primeros siglos, respondiendo con audacia a las nuevas circunstancias a las que se iba enfrentando. Impresiona, por ejemplo, su coraje para abandonar el contexto cultural y religioso del mundo judío para arraigarse en la cultura griega o latina. ¿No tenemos los cristianos de hoy un derecho a la creatividad semejante al de los cristianos de otras épocas?. La parábola del sembrador nos sigue interpelando a todos: ¿qué frutos podría producir hoy la palabra de Jesús acogida con fe en nuestros corazones?.

TENER OÍDOS Y NO OIR

Mateo nos recuerda antes que nada que las parábolas han sido <<sembradas>> en el mundo por Jesús. <<Salió Jesús de su casa>> a enseñar su mensaje a la gente, y su primera parábola comienza precisamente así: << Salió el sembrador a sembrar >>. El sembrador es Jesús.

Lo que Jesús siembra es <<la del reino >>. Así dice Mateo. Cada parábola es una invitación a pasar de un mundo viejo, convencional y poco humano, a un << país nuevo >>, lleno de vida, tal como lo quiere Dios para sus hijos e hijas, Jesús lo llama << reino de Dios >>. Si no seguimos a Jesús trabajando por un mundo más humano, ¿cómo vamos a entender sus parábolas?.

Jesús siembra su mensaje << en el corazón >>, es decir, en el interior de las personas, Ahí se produce la verdadera conversión.

Nuestro problema es terminar viviendo con el << corazón embotellado >>.

Entonces sucede algo inevitable. Tenemos << oídos >> pero no escuchamos ningún mensaje. Tenemos << ojos >> pero no miramos a Jesús. Nuestro corazón no entiende nada. ¿Cómo se siembra el evangelio en nuestras comunidades cristianas? ¿ Cómo despertamos entre nosotros la acogida al Sembrador ?.

José Antonio Pagola

Colaboración de Juan García de Paredes.