Un movimiento articulado alrededor de una agenda social, compite por primera vez por la presidencia.
Por Ana Lucía González,
Especial Para Prensa Libre
Bernardo Arévalo y
Karin Herrera, el binomio de Movimiento Semilla, durante una gira de campaña en
2023. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)
En el primer fin de
semana que arrancó la campaña para la segunda vuelta electoral, el recibimiento
para el binomio de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, del Movimiento Semilla, ha
sido multitudinario. Contra todos los pronósticos, se colaron a la segunda vuelta
electoral con 654 mil 534 votos (11.8%), fenómeno que ha seguido de una serie
de obstáculos legales para impedir su participación.
El Movimiento Semilla,
con menos de una década de historia, se identifica como un partido político
democrático y plural. Parte de sus propuestas de gobierno es iniciar el proceso
de reconstrucción del Estado para convertirlo en un promotor eficaz y eficiente
del desarrollo, al servicio de la sociedad, no de sectores específicos ni
privilegiados.
Un partido que propone
un gobierno concebido bajo cinco principios básicos: democracia, equidad,
pluralidad, economía humana y respeto a la naturaleza, de acuerdo con su Plan
de Gobierno.
Estos son tres momentos clave en la vida de Semilla, sus principales actores y controversias, abanderado por una ideología socialdemócrata.
Sembrar las bases
Fueron reuniones que
datan de años más atrás, en medio de las discusiones laborales de los dos
intelectuales, quienes coincidieron en la elaboración de los Informes de
Desarrollo Humano” del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud),
equipo del que también fue parte la doctora Karin Slowing, explica uno de sus
fundadores, quien pide no ser citado por el contexto que atraviesa el partido
en este momento.
Luego, Fuentes Knight
contactó cuadros con el perfil de profesionales jóvenes, abogados y
politólogos. Un esfuerzo que se concretó en un primer manifiesto de septiembre
de 2014 como Grupo Semilla, sembrando para la acción. A pesar de la aguda crisis
nacional, estaban convencidos de que había una salida. Un total de 16 firmas
aparecen en ese documento, entre ellas la del hoy presidenciable Bernardo
Arévalo; también está Alejandro Balsells, Verónica Barillas, Elena Díez, Julio
Donis, Juan Alberto Fuentes, Anabella Giracca, Carlos Mendoza, Jonathan Menkos,
Javier Monterroso, Ricardo Sáenz de Tejada, Karin Slowing, Gerson Sotomayor,
Edelberto Torres, Fernando Valdez e Irma Velásquez N. “No pensábamos en un
partido, solo era un grupo de reflexión”, recuerda.
Al calor de las protestas del 2015 y la caída del gobierno del Partido Patriota (PP), los más entusiastas comenzaron a reunirse en la Casa Roja, zona 1, ante la pregunta: ¿qué sigue? Semilla no tardó en tomar el protagonismo en aquellos debates de sociedad civil. Esto los condujo a discutir entre formar un partido político o un instituto de formación política. Fue así como en el 2016 comenzó la ruta para iniciar la formación legal del partido.
Pronto se sumaron a sus
filas Lucrecia Hernández Mack, Patricia Orantes Thomas, Samuel Pérez Álvarez y
otros profesionales.
2019, el Congreso
Con la cantidad mínima
de 22 mil 760 afiliados aprobados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en
julio de 2018, Semilla alcanzó el requisito para convertirse en partido
político, de acuerdo con un tuit de Samuel Pérez.
“Teníamos poco tiempo. Acabábamos de nacer y se nos pidió gatear, caminar y correr, puesto que la Ley Electoral y de Partidos Políticos (Lepp) obligaba a competir para estar listos en marzo de 2019”, explica uno de sus integrantes.
Poco antes de finalizar
su periodo, en mayo de 2018, la exfiscal del Ministerio Público, Thelma Aldana,
recibe varias propuestas para correr como candidata en las elecciones de 2019.
“Entregó el cargo y se fue a España a meditar sobre su futuro”, recuerda José
Carlos Marroquín, su jefe de estrategia.
Marroquín le dijo:
“tienes tres opciones: salir asilada, quedarte rezando para que no te lleguen a
matar, o ser candidata presidencial, ganar la elección y seguir con la transformación
del país”. Ese día me dijo que aceptaría y que avanzara con los partidos”,
comenta.
Dos meses después, en
El Salvador, Aldana integró una plataforma multipartidaria para buscar aliados
en su proyecto político, tal como lo consigna una nota de este matutino.
La exfiscal tuvo un
primer acercamiento con Encuentro por Guatemala, de Nineth Montenegro, pero la
negociación se rompió. Luego definió su participación con Semilla. Entonces se
perfilaba como una de las favoritas. Sin embargo, en abril de 2019, la Corte de
Constitucionalidad impide su participación, y en 2020 salió al exilio.
En las elecciones de
2019, Semilla y el grupo de Aldana lograron intercalar los siguientes espacios:
siete diputaciones al Congreso —dos por lista nacional—, un diputado al
Parlamento Centroamericano, tres alcaldías, 17 concejalías municipales
titulares, cinco síndicos municipales, y varios suplentes, de acuerdo con un
boletín del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Eduardo Zachrisson,
diputado del PAN —partido que quedó cancelado—, quien se retira luego de tres
periodos en el Legislativo, resaltó el voto alineado de los miembros de
Semilla, quienes se opusieron a los desmanes del gobierno actual para aumentar
el presupuesto nacional y todos los estados de Excepción que se dieron a lo largo
de cuatro años.
A lo interno del PAN, Zachrisson fue señalado de simpatizar con Semilla, aunque él lo negó. Ahora afirma: “fue una sorpresa muy agradable que hayan sacado tantos votos”. Sin embargo, se inclinó por apoyar el voto nulo, por lo que presentará una iniciativa de ley antes de despedirse del Congreso.
Principios de
gobernanza
El partido Semilla se
autodenomina como un movimiento político plural con cinco principios
básicos. Estos son: construir
democracia, como un conjunto de principios que permitan el involucramiento del
ciudadano en las decisiones del país.
Segundo, establecer la
equidad como eje orientador de la acción pública, aspiración basada en las
desigualdades sociales. Tercero, reconocer un país plural, es decir “tender
puentes entre las necesidades y las oportunidades.
Un cuarto principio es
impulsar una economía humana. Entendida como contribuir a reducir la pobreza y
evitar la exclusión. Una economía basada en la producción eficiente y que favorezca
el interés colectivo.
Por último, el respeto
a la naturaleza, o el cuidado de “nuestra casa común”. Lo que significa guardar
el equilibrio con el planeta, conocerlo y respetarlo, de acuerdo con la página
oficial del partido.
Las protestas de 2015
fueron un detonante del proyecto político de Movimiento Semilla. (Foto Prensa
Libre: Hemeroteca PL)
Oportunidades y
debilidades
A diferencia de los
partidos tradicionales, conocidos por sus cacicazgos y financistas millonarios,
Semilla se ha caracterizado por no tener dueño. Una posición que les da
ventajas en su actuar, desde la autonomía política, no depender de financistas,
ni de grupos de poder regional. Además de ser “un espacio donde el debate es la
esencia para llegar a acuerdos”, coinciden sus integrantes.
Para el politólogo
Ricardo Sáenz de Tejada, el partido nace con el intelectual comprometido que se
posiciona frente a una realidad y actúa en consecuencia. Su ideología
reivindica la pluralidad de las tradiciones de izquierda, en particular con las
distintas vertientes del socialismo democrático. “Un discurso que los
opositores han construido en el que los atacan desde el conservadurismo, el
anticomunismo, el discurso religioso y el racismo”, comenta.
Sáenz también detecta desventajas, como la dificultad para implantarse en el mundo rural. Un área difícil por la política tradicional acostumbrada a redes clientelares de reciprocidad, contrario al apoyo obtenido en las zonas urbanas.
Los obstáculos
Uno de los grandes
problemas de Semilla ha sido la falta de fondos para operar, de manera que los
financistas han sido los mismos fundadores y simpatizantes.
Patricia Orantes,
entonces secretaria nacional de organización y recién electa diputada en lista
nacional, explica que el partido se armó bajo una nueva Lepp, en un contexto de
partidos políticos clientelares, con un sistema de financiamiento público que
se otorga solo después de su participación electoral —US$ 2 por voto—. Esto ha
privilegiado el financiamiento privado, en donde la mayoría de los fondos
—lícitos e ilícitos— son no registrados.
“Muchos empresarios
querían apoyar el proyecto, pero ser financistas tenía un costo económico y
político. Y nosotros no podíamos aceptar fondos no registrados”, explica
Orantes.
La otra opción era
financiar con contribuciones de la ciudadanía, pero tampoco era funcional. Las
visitas a las comunidades ixiles resultaron en anécdotas que les permitieron
darse cuenta de que sin dinero no tendrían apoyo para alcanzar tales
liderazgos.
“Se necesitaba una
estructura mínima nacional, por lo que decidí dar un préstamo al partido para
comenzar con la recolección de firmas”, sostiene Orantes.
El primer
financiamiento formal vino cuando el TSE les otorgó alrededor de US$400 mil,
como resultado de las dos curules ganadas en lista nacional.
“Las limitaciones
económicas, nos han hecho funcionar con precariedad, desde los pagos al
contador, el alquiler de la sede, insumos básicos, hasta la falta de un
vehículo”, por lo que esperan que ahora con los votos obtenidos se solvente el
problema económico, confiesa uno de sus integrantes.
Un segundo obstáculo, que se ha convertido en motivo de ataques desde los inicios hasta la fecha fue recolectar firmas para la inscripción del partido. Una carrera contra reloj entre el 2017 y 2018 que consiste en llevar un control en hojas impresas, numeradas y selladas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE)
Primero comenzó en
forma voluntaria, pero: “nos dimos cuenta de que no llegábamos a tiempo.
Entonces se decidió financiar equipos, con viáticos y metas de recolección”,
explica.
“Nos rechazaron el 90%
de las firmas. Tuvimos que recolectar casi 150 mil para que aprobaran el mínimo
de 23,500”, recuerda Orantes. El diputado Samuel Pérez comenta que su firma fue
rechazada hasta tres veces por el TSE.
De los candidatos
El binomio de Bernardo
Arévalo y Karin Herrera pasó por un largo proceso de selección dentro del
partido. Para ello el Comité Ejecutivo Nacional elaboró un perfil con las
cualidades y características de cada candidato y se socializó con los
secretarios departamentales para recibir propuestas, explica la diputada
Lucrecia Hernández Mack.
“Hubo sugerencias
externas, en algunos casos se rechazaron porque teníamos el temor de que nos
botaran la candidatura como en el 2019”, comenta.
Fue en este ejercicio
como surge el perfil de Arévalo, hijo del expresidente que gobernó de
1945-1951; con un doctorado en Sociología. Entonces, era secretario adjunto y
jefe de bloque. “Encarna los principios de Semilla: maduro, responsable, mesurado,
democrático, muy racional”.
No fue fácil que se
decidiera a asumir el reto. Hubo convencimientos con su esposa, la doctora
Lucrecia Peinado. Cuando tomó la decisión, lo hizo con todo el compromiso,
relata la diputada.
La campaña contó con
una estrategia intensa para levantar su perfil en redes sociales, apodado como
“el tío Bernie”. El análisis de la consultora Diestra muestra que el alcance
promedio diario de las publicaciones de Arévalo en Tik Tok creció de 150 mil,
dos semanas atrás, hasta 1.5 millones el día de la elección. Además, su
plataforma creció de unos 50 mil seguidores hasta más de 450 mil, superando a
Sandra Torres, Edmond Mulet y Zury Ríos.
La candidatura de Karin Herrera, química-bióloga, con un doctorado en ciencia política y sociología, fue un proceso que duró unos cuatro meses, con la idea de buscar una mujer en aras de la paridad, donde se hizo un perfil, alguien externo al partido para crecer, afirma Hernández Mack.
Se buscaba una persona con liderazgo, sin señalamientos previos, con capacidades y compromiso. Herrera pasó por un proceso de selección. En las entrevistas se le advirtió de los sacrificios personales, laborales y los ataques políticos. Ella estuvo dispuesta y asumió el compromiso, aseguró la diputada.
El 2023 de Semilla
Para las elecciones del 25 de junio, Semilla participó con un registro de 26 mil 137 afiliados, junto con 29 partidos políticos, de acuerdo con el TSE. Además de posicionarse para la segunda vuelta presidencial, alcanzaron 23 diputaciones en el Congreso, tres en el Parlacén y una alcaldía en Palestina de los Altos, Quetzaltenango.
En estos días, los discursos, las flores, los poemas y la infaltable chumpa de lona acompañan los multitudinarios mítines del candidato Arévalo para la segunda vuelta. Escenas que en las redes sociales han traído a la memoria un entusiasmo, no visto desde las campañas de los gobiernos de la primavera democrática de 1944-1954 con Arévalo y Jacobo Árbenz.
Sáenz considera que este fenómeno responde a que, primero la gente canalizó su descontento con el voto nulo —17%—, pero después vio en Semilla y su candidato la posibilidad de enfrentar al sistema. “Estamos asistiendo a una suerte de interacción. Por un lado, el respaldo social ha fortalecido a su candidato presidencial, y la forma en que él ha asumido tal desafío les genera más apoyo, en donde vemos una serie de batallas en defensa de la democracia”, argumenta.
De tal suerte que las expectativas son muchas, pues la población espera que el próximo gobierno resuelva, en un contexto con enormes restricciones: un Congreso conformado en su mayoría con la oposición con el partido Vamos, UNE y sus aliados; que se opondrán a cada iniciativa del Ejecutivo, el reto de la base tributaria, límites económicos locales, y un entorno internacional complejo, son algunos. “Las altas expectativas deben saber manejarse”, advierte Sáenz de Tejada.
Unos salen, otros
llegan
En la corta historia del Movimiento Semilla, algunos de sus miembros se han despedido, otros se han acercado.
El primero en irse fue su fundador, Juan Alberto Fuentes Knight, exministro de Finanzas de Álvaro Colom, quien en el 2018 fue ligado a proceso por peculado y fraude por el caso Transurbano junto a 12 funcionarios más. Esto significó apartarse y luego despedirse del partido. A través de su esposa, Fuentes Knight se excusó de dar declaraciones para este reportaje.
En el 2021, Semilla desconoció al diputado Alberto Sánchez, involucrado en un caso de acoso, quien posteriormente votó a favor de la concesión de la autopista Escuintla-Puerto Quetzal, en contra de los lineamientos del partido. A esto se unió la renuncia del dirigente Gerson Gudiel. Ese mismo año, se pidió el retiro de la precandidata a diputada por Sacatepéquez, Suzanne Brichaux.
Luis Fernando Pineda fue el segundo diputado, venía con el grupo de Thelma Aldana que renunció al partido. De acuerdo con Patricia Orantes, no quiso someterse a un escrutinio interno para validar su continuidad en el Congreso. Pineda no logró su reelección con el partido Viva. Tampoco quiso dar declaraciones al respecto.
La diputada Ligia Hernández dimitió de su reelección como diputada en la cuarta casilla del listado nacional. A inicios de este año salieron a luz desacuerdos con la dirigencia del partido, luego manifestó que su mensaje de renuncia “se sacó de proporción”, según publicó La Hora.
Por motivos de salud, la diputada Lucrecia Hernández Mack decidió no asumir compromisos políticos, ni el Congreso ni en el gabinete, en caso de llegar a la presidencia.
En cambio, en noviembre de 2022, la diputada Andrea Villagrán, pasó a integrar la bancada de Semilla. Ella es una politóloga de 31 años que llegó al Congreso en 2017 con el partido Todos, del cual se desvinculó muy pronto; en el 2019 se unió a Bienestar Nacional (BIEN) y ahora quedó electa entre los siete legisladores de Semilla por el distrito central