MARTÍN VALMASEDA
El ama de casa que descuida una comida rica, la deja fuera de la nevera, la "refry" y a los dos días se da cuenta de que tiene gusanos... hay que tirar ese alimento.
Pues eso
nos pasa a los
seres humanos: empezamos nuestra
vida alegres y juguetones
(sin "refry" que nos mantenga
en buenas condiciones)
pero en algunos
casos, aunque seguimos
físicamente con buena
salud parece que
los amigos se
van molestando por
nuestro modo de ser.
Les contestamos mal,
les mentimos, les
quitamos cosas, a veces
con violencia. Decimos
fácilmente "esto es
mío", y vamos
perdiendo amigos; no
todos. A veces encontramos
compañeros que nos
ayudan a conseguir cosas
o dinero... llegamos
a hacer pandillas
con las que
no nos limitamos
a jugar sino a
hacer negocios que
no parecen muy
limpios. En cierto
país del mundo
se suele llamar
a esos grupos son de
gente joven que
se van poco
a poco estropeando
aparecen las "maras" con
sus nombres, sus
marcas y símbolos,
que los pone por
encima o contra otros.
Cuando esos grupos son de gente con corbata, títulos más o menos honoríficos que se ponen de acuerdo para sus negocios sucios ( shucos) se habla de pactos de corruptos.
Por fuera
aparecen con sus
trajes (tacuches) caros,
de últimos modelos, igual que
sus carros. Algunos
quieren hacer su enriquecimiento conquista de
puestos públicos, tan
rápidamente.
Que les
sale mal y
de pronto se
encuentran en la
cárcel. Otros son
más astutos, se enrollan con
personas de buena
fama, por fuera aunque
más discutidos por
dentro que consiguen
realizar pactos extraños
donde tarda en
descubrirse la corrupción.
No es extraños que
esos pactos de
corruptos lleguen a
tocar a personas con
hábitos y títulos sagrados
a quienes ayudan en
su misión religiosa
(aunque no evangélica).
Algunos teólogos
han destacado hoy el contraste
entre la religión
y el evangelio.
El pacto entre corruptos astutos sabe aprovechar todas las apariencias, el corrupto astuto, se junta lo mismo con las maras como con jerarquías de distintas religiones, todo sirve.
Es que entremedias están los inocentes o inconscientes que no se dan cuenta a quien están haciendo el juego.
Mientras que
los que se
juegan el porvenir
o la vida jugando limpio, al
servicio de los
marginados y explotados
esos sufren acusaciones
y condenas de los
que han ido pasando
la vida en
corrupciones galopantes hundiendo
su país. Ya me
entienden ¿no?
A quien están
haciendo el juego.