MARTÍN VALMASEDA
La palabra que
hoy echamos a volar, a voleo, a
ver a quien
le cae encima,
la presentamos con
su etimología, según
la real academia
de la lengua española.
La palabra «presidente»
viene del latín «praesĭdens, -entis», participio activo del verbo latino
«praesidēre» ('estar sentado delante de' > 'presidir').
El que se sienta delante no lo hace en una banqueta, lo suelo hacer en un trono o en un sofá cómodo; donde aguantar todos los palos que le vengan encima; claro que el trono, silla o sofá del presidente tiene encima toda clase cosas que le cuelgan. Un tal Damocles, para que se sentase con cuidado tenía colgada encima nada menos que una espada con la punta hacia abajo...¿se imaginan? solo le tranquiliza a cualquier presidente que además le cuelguen en el banco una chequera, de donde saque euros o dólares con facilidad... para él o para su pueblo, para hacer carreteras, escuelas, viviendas... o para sobornos a los que amenazaban la seguridad de esa "espada de Damocles"...
Bueno para un presidente norteamericano no fue una espada sino un rifle disparado desde una ventana ¿recuerdan? No, no recuerdan; enseguida se olvidó entre nubes de más asesinatos y mentiras.
Pero tal
vez recuerden el buen
ejemplo de aquel presidente uruguayo que
no necesitaba trono ni espada, ese con nombre
de vecino de
barrio popular, Pepe que
con frases como
aprendí que si no puedes
ser feliz con pocas
cosas tampoco lo serás
con muchas y con
una vida en
consecuencia, cumplió su
misión y se despidió
del sillón de
presidente.
Pues por
lo visto en
España, en Guatemala, (no digamos
en Nicaragua ) hay muchos
(o sólo uno) que no
pueden ser felices
si no tienen un
sillón donde presidir pre-sentados, aguantando mentiras
o diciéndolas a
voleo. En estos momentos en España y en Guatemala con la ilusión de que el sillón presidencial se siente alguien que aunque se llame Pepe o Bernardo, viva con pocas cosas y mucha gente que le quiera, y cuando acabe su misión se vuelva a casa, se lave las manos por si se le quedó pegado algo, y se ponga jugar pelota con sus nietos.