Retomamos nuestro
Círculo de Silencio después del parón en Agosto. Y lo hacemos, como no podía
ser de otra manera, teniendo presentes a las personas fallecidas y sus
familiares en el grave terremoto ocurrido en el país vecino de Marruecos, el
pasado día 8 de este mes.
Desde aquí, expresamos
nuestras condolencias a todos ellos y también a los cerca de 900.000 marroquíes
que diariamente conviven con nosotros. Son la nacionalidad más numerosa en
nuestro país.
En la tercera semana de
este mes, la Jornada Mundial del migrante y del
refugiado. Este año bajo el lema: Libres de elegir si migrar o quedarse. El
Papa Francisco ha querido dejar claro con este lema que la mayoría de las
personas que deciden migrar de sus países de origen, no lo hacen libremente,
sino que hay siempre una razón poderosa por la que se ven forzados a ello. La
hambruna, conflictos bélicos, desastres naturales, o más sencillamente la
imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen
obligan a millones de personas a partir.
También nos dice lo siguiente: “Es necesario un esfuerzo conjunto de cada uno de los países y de la comunidad internacional para que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra. Se trata de un derecho aún no codificado, pero de fundamental importancia, cuya garantía se comprende como corresponsabilidad de todos los estados respecto a un bien común que va más allá de los límites nacionales. En efecto, debido a que los recursos mundiales no son ilimitados, el desarrollo de los países económicamente más pobres depende de la capacidad de compartir que se logra generar entre todas las naciones. Hasta que este derecho no esté garantizado todavía serán muchos los que deban partir para buscar una vida mejor.”
La comunidad internacional tiene que darse cuenta que cuanto más se expriman los recursos naturales de los países africanos, más migrantes vendrán, porque más pobres serán sus regiones, y esa es una de las principales causas por la que los condenamos a migrar.
Parémonos a pensar …¿
De verdad piensa alguien que las personas migrantes que vienen lo hacen por un
antojo o aventura.? Pues no, lo hacen por necesidad. ¿ De verdad pensamos que no saben que la
travesía que les espera tiene un 50 % de culminar en un final feliz ?. Pues sí,
lo saben, pero están dispuestos a asumir el riesgo a la muerte. ¿De verdad pensamos que las cantidades de
dinero que pagan a las mafias para que los traigan es porque les sobra?, pues
no, precisamente no les sobra, es porque durante años toda la familia extensa,
sus amigos y sus vecinos han estado
ahorrando para ello.
Si queremos una
sociedad justa, democrática, con derechos humanos básicos, cómo así se lo
exigimos a nuestros gobernantes, ¿Cómo podemos permanecer impasibles ante un
drama que todos los días nos recuerda que están muriendo personas ahogadas?.
Personas como tú y como yo, o acaso, ¿nos creemos mejores o superiores porque
provengan de un lugar que consideremos inferior?.
Por eso se hace
necesario y urgente sensibilizar en nuestro círculo de familia, en el trabajo,
entre amigos y conocidos, que lo que pasa en el mar que une la tierra pobre con
la tierra rica no hay que normalizarlo, porque no es normal. No es normal que
en 9 años hayan muerto ahogados en el Mediterráneo 28.000 personas.
Hay que decir basta, no en
nuestras costas. No queremos ser cómplices de tanta barbarie, hay que regular
las migraciones. Europa necesita mano de obra para seguir con el desarrollo y
los migrantes necesitan trabajo para procurar una vida mejor a su gente,
pongámonos de acuerdo para que nunca más tengamos que asistir a tanto drama,
con familias rotas por la pérdida de sus seres queridos.
Amigos, comienza
nuestro TIEMPO DE SILENCIO.
MESA DIOCESANA DE ATENCION Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y
REFUGIADOS DE CÁDIZ Y CEUTA.
Colaboración de Juan García de Paredes.