WILLY
Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera
Martín Valmaseda
Dibujos: Karla y Andrea Aguilar
CAPÍTULO 6
EL OSO SE ASO
Como les decíamos, empezó el partido.
Pero antes un dato
importante: Rober, el que seguía queriendo mandar dijo que Chepito no jugase en
su equipo que fuera donde quisiera. Pili dijo enseguida: “pues que juegue de
portero con nosotras; y las demás gritaron: ¡con nosotras, con nosotras!
La maestra dijo que muy
bien y Chepito dijo que él quería jugar donde fuera.
Seño Cristi era la
árbitra; les dijo antes de empezar que ella no era niña ni niño; ella era seño
y sería imparcial. Luego botó la pelota en el medio mientras soplaba el
silbato.
Trece ositos o tigres o
gatitos saltaron juntos por la pelota, mientras que las gatitas se echaron
atrás y formaron como una muralla. Enseguida Rober se hizo dueño del balón y
avanzó, pero cuatro niñas le rodearon y dando patadas a la bola (y algunas a la
espinilla de Rober) se la quitaron y patearon hacia adelante. Adelante estaban
otras dos ositas y corrieron pasando la pelota a otras que estaban más cerca de
la portería enemiga. Una intentó chutar y falló, pero otra no y el esférico,
como dicen los locutores, pasó entre los pies del guardameta.
¡Goooool!, Gritaron las
jugadoras y Chepito, el portero contratado por ellas, saltó como rana, no para
agarrar el balón sino de alegría.
No les vamos a contar todo el encuentro. Sólo lo que comentó Willy a sus papás, cuando volvió a casa con las orejas gachas por la derrota, aunque contento porque se había divertido. Eso contó Willy:
Pues hemos perdido 4-1,
y por tontos. Seño Cristi arbitró bien, pero me extrañó que se reuniera antes
con las niñas. Claro, y les dijo seguramente que como nosotros éramos
individualistas sobre todo nuestro capitán, íbamos a querer meter todos
gol. Que nosotras nos pusiéramos en
grupitos de dos o tres y nos ayudásemos unas a otras. Si una fallaba la otra lo
arreglaba. Nosotros íbamos en pelotón a por la pelota. Y así nos ganaron.
Pero al final seño
Cristi nos animó a todos y todas. Nos dijo que todos habíamos ganado, que eso
era un juego, para divertirse ... Hasta Rober se dio un poco cuenta de que él
no tiene que ser el único que juega y manda.
Paula y Ramón, los
papás de Willy se reían con el relato del niño. Cuando terminó la mamá fue a la
cocina y trajo un pastel y ¿saben lo que tenía encima el pastel? Pues un oso,
pero no asado sino ¡de chocolate!