Hoy siguen existiendo las dos Españas, y la diferencia
entre ellas es mucho mayor que la creada por hablar catalán, éusquera o
castellano. En España hay una enorme brecha económica que afecta a todos los
aspectos de la vida; la España que nada en la abundancia y la España que lucha
ansiosamente por sobrevivir. La España de las grandes y lujosas mansiones y la
que se esfuerza para evitar el desahucio. La España que se apiña en el metro o
en el autobús y la que tiene un Mercedes con chofer. La España de los grandes
directivos y la de los trabajos precarios. La España que vive en los barrios
ricos y la que sólo pisa esos barrios para ir a servir a los señores.
Aunque Cataluña lograra una independencia total, cualquier castellano con suficiente dinero podría ir tranquilamente a los mejores hoteles de la Costa Brava y a los restaurantes de Barcelona, mientras que cualquier miembro de la oligarquía catalana podría comprarse un piso en el barrio de Salamanca de Madrid y vivir ahí como le diera la gana.
Pasar de Andalucía a
Cataluña… o a Francia, es muchísimo más fácil que pasar de la España pobre a la
España rica (de la rica a la pobre no conozco a nadie que quiera pasar). Entre
la España pobre y la rica hay una brecha muy difícil de salvar, pero de esa
brecha no se quiere habar, como si no existiera. Cuando desde el Partido
Popular se habla de la igualdad de los españoles, se está falseando la realidad
de una manera clamorosa.
Y es todavía más grave
el falseamiento cuando tenemos en cuenta que desde la derecha se hace una
política en favor de la España rica, con lo que la brecha aumenta todavía más.
Vamos, que en ese partido de derechas lo más Popular es la Mentira.
Antonio Zugasti