El sacerdote, escritor y periodista presenta 'Francisco. Papa en la encrucijada'
Antonio Aradillas: "La Iglesia, hoy, no puede presentarse como garante de los derechos humanos" Antonio Aradilla, con su nuevo libro
Antonio Aradilla, con su nuevo libro
"Jesucristo no
fundó la Iglesia. No fundó nada. Jesucristo ofreció un esquema de vida, sin
hábito religioso y sin privilegios de ninguna clase, para hacer posible la
salvación universal. De todos, pertenezcan a una opción religiosa o no
religiosa"
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Papa en la encrucijada' en La Tienda RD
Jesús Bastante
Antonio Aradillas es la
'memoria' de la Iglesia del último siglo y, por supuesto, de Religión Digital.
A sus 95 años, ya ha escrito más libros (96) que soplado velas. Y continúa tan
lúcido como siempre. Por eso, se atreve, en su última publicación, 'Francisco,
un Papa en la encrucijada', a señalar los retos de una Iglesia que, comandada
por Bergoglio, está a punto de comenzar un proceso sinodal que se antoja
irrefrenable.
Crítico pero
esperanzado, Aradillas nos vuelve a ofrecer una lección de vida y de acción,
que muchos quisiéramos, y aboga por "una iglesia amable, una iglesia de
personas, de ciudadanos", alejada del clericalismo y con una mirada
realmente abierta a todos, especialmente a la mujer, la gran descartada, para
Aradillas, en la institución clerical.
El sacerdote, escritor
y periodista presenta 'Francisco. Papa en la encrucijada'
-Hoy nos acompaña
Antonio Aradillas. Estás estupendamente.
-Dentro de lo que cabe,
pero muy bien.
-Antonio tiene 95 años
y este es su libro número 96. Tienes más libros que años.
-Sí.
-Mantienes una
producción literaria y periodística prolífica y continuada en el tiempo, y
seguimos disfrutando de tus artículos, esperemos que por mucho tiempo, en
Religión Digital. Hoy nos presentas este último libro, 'Francisco. Papa en la
encrucijada', publicado por ACCI. Está disponible en la en la web de Religión
Digital, en nuestra tienda de en nuestra tienda de libros.
¿Cuáles son las encrucijadas con las que se encuentra este papa?
-Yo acudo con
frecuencia, virtualmente, al diccionario de la Real Academia Española. Es un
buen libro de consulta. Porque si no sabemos hablar, si no renovamos nuestro
léxico con la mejor certeza posible, la convivencia desaparece.
En el diccionario nos
encontramos con que encrucijada es una palabra que tiene dos acepciones
fundamentales; 'lugar de cruces de camino' y 'situación difícil'. Desde una y
otra definición, a mí se me ha ocurrido titular el libro con la actualidad y
centrándolo en la figura del Papa Francisco. Subrayo, únicamente que quizás
sobrara en el título la palabra 'Papa', pero no, porque yo pretendí que realmente
Francisco es único, con su homónimo el de Asís, y en la redacción del libro
emerge la idea de 'papa'. Papa, en la encrucijada.
-Como muchos de tus
libros, este se compone de pequeños capítulos de fácil lectura sobre temas
concretos. Vemos el primero y el último: 'De la silla gestatoria a la silla de
ruedas', y 'Reyes no católicos'. Hemos estado hablando antes de ambas cosas.
¿Cómo ha cambiado la Iglesia desde la silla gestatoria, a este papa al que
vemos postrado a veces en silla de ruedas, sin miedo a que se vea su
fragilidad?
-Pues, sin duda, que es
el índice de un cierto cambio de la Iglesia. Digo 'cierto', subrayándolo,
porque la Iglesia ha cambiado, pero le falta mucho que cambiar. Porque,
fundamentalmente, la Iglesia es, gracias a la capacidad de renovación. Ecclesia
semper reformanda, como dicen los latinos; la capacidad que ha de tener la
Iglesia para ser Iglesia, y ser Iglesia de Jesucristo. Porque, a lo mejor, hay
otras Iglesias que se llaman Iglesia o que llamamos Iglesia, pero resulta que no
coinciden con la verdadera Iglesia de Jesucristo.
-¿En qué tiene que
cambiar esta Iglesia para ser la Iglesia de Jesucristo? La Iglesia en la que
está gobernando el papa Francisco ¿qué tiene que hacer o cuáles son los puntos
más relevantes?
-Pues ser una Iglesia.
Es decir, ser asamblea, con una teología bastante distinta de la que hasta
ahora, en gran parte, ha distinguido a la propia Teología; una iglesia amable,
una iglesia de personas, de ciudadanos. Una Iglesia de hombre y mujer. Una
iglesia, no identificándola, ni muchísimo menos y prevalentemente, con la
Iglesia de los curas.
El papa Francisco, en
gran parte, encarna esa idea tan elemental de Iglesia. Porque Jesucristo no
fundó la Iglesia. No fundó nada. Jesucristo ofreció un esquema de vida, sin hábito
religioso y sin privilegios de ninguna clase, para hacer posible la salvación
universal. De todos, pertenezcan a una opción religiosa o no religiosa.
-¿Cuáles son esas
claves? Francisco está dentro de una iglesia y forma parte de la institución;
es la cabeza de la institución. ¿Cómo cambiar una institución siendo su cabeza?
¿Es posible? ¿Eres optimista?
-Yo soy optimista y me
identifico con el Papa Francisco en el sentido de que si él no fuera optimista,
dejaría de ser papa automáticamente, y de llamarse Francisco.
El cambio de la
Iglesia, como de cualquier institución, no procede efectivamente desde la cabeza
hacia abajo, sino desde abajo hacia arriba. Es decir, que los cambios que se
han dado en la Iglesia no han procedido ni han sido efectivos desde arriba
hacia abajo. Sino desde abajo hacia arriba.
Lo que ha pasado, y
pasa todavía, desdichadamente, es que solo estaba considerada Iglesia la
sacramentalizada, la consagrada. El concepto del bautismo es lo que hace a la
Iglesia ser Iglesia, incomparablemente más que otro tipo de sacramentos, y esto
es lo que hay que tener en la conciencia, con la seguridad de que el bautismo
da vida, de que da resurrección por la muerte etc.,
-En este proceso sinodal que está comenzando, estamos viendo como no solo son los clérigos los que van a tener voz y voto. ¿Es un paso adelante, o es una forma de maquillar la realidad para que no cambie nada?
-Yo creo que,
intencionalmente y en la práctica, no hay otra opción sino hacer partícipes a
los laicos y las laicas en la reconstrucción permanente de la Iglesia.
La Iglesia ha cambiado
mucho y está cambiando permanentemente en un sentido. En otro, hemos de
reconocer de que realmente la Iglesia está atrás. Pero se nos ha olvidado que
hubo tiempos en que estuvo peor. Yo pienso por ejemplo, instalándome en el
tiempo de la Reforma por antonomasia, en tiempo de Lutero, en un papa reformador,
León X, hijo segundo de Lorenzo de Médici. A los siete años lo consagraron
sacerdote. A los trece lo nombraron cardenal, con opción para participar ya en
los cónclaves. A los 37 era ya papa. Y surge Lutero, el reformador. Y aquí
quisiera hacer un paréntesis diciendo lo siguiente; la mayoría de los
reformadores son santos.
Aradillas con su nuevo
libro
-Y herejes.
-Comenzando por él. Lo
que venían era a reformar la Iglesia con la completa seguridad de que ellos
serían los primero sacrificados: santa Teresa, san Juan de la Cruz, Giordano
Bruno…, qué sé yo cuántos, por el Santo Tribunal de la Inquisición. Y después,
a algunos los canonizaron.
-O los hicieron
doctores de la Iglesia. Pero dos siguen siendo herejes.
-Así es y yo, para
ellos, vuelvo a tener un recuerdo advirtiendo de que los santos fueron ellos.
Aquellos a quienes intitularon como herejes.
Muchos herejes de
entonces, como ahora, realmente estaban reclamando la revisión profunda del
concepto de canonizar. Creo que es otro de los problemas que debería tener más
en cuenta el papa Francisco.
-Qué tipo de iglesia
sueñas hoy? ¿Es posible una iglesia realmente reformada? ¿Cuáles son los dos,
tres, cuatro puntos esenciales sin los cuales la Iglesia no podría reformarse?
-Hoy es indispensable
la atención al laicado en general, y más a la mujer dentro de la Iglesia. No
hay una institución hoy en el mundo en la cual la mujer se sienta más preterida
que en la Iglesia Católica, Apostólica, Romana. De tal forma, que yo me atrevo
a aseverar, aunque es fácilmente constatable, que la Iglesia no puede firmar el
protocolo de los Derechos Humanos que han firmado 204 o 206 países, no solo
como institución religiosa, sino además como país libre, porque la Constitución
Código de Derecho Canónico advierte de la mujer tiene que ser marginada y no
disponer de los mismos derechos y deberes que el hombre. Entonces que hoy la
Iglesia se nos presente como garante de derechos humanos, es una paradoja,
porque no puede.
Por lo que respecta a los derechos humanos, y ya no solamente derechos humanos en general, sino también en cuestiones concretas y particulares, la Iglesia ha dejado de ser garante de ética y de religión con tantos episodios, y todo lo que hay detrás de los episodios, referentes a la pederastia, al concepto de poder, al concepto de carrera eclesiástica, etc., imperantes todavía. La Iglesia ha perdido en la concepción y en la praxis la condición de ser considerada como referente. Hoy, cualquier ley de países civilizados tiene más contenido evangélico que puedan tener los propios artículos del Código de Derecho Canónico.
Antonio Aradillas y
monseñor
-Sí, si Dios quiere.
Todavía, con 95 años estoy, porque Dios lo ha querido así, con cierta claridad.
Yo comprendo que a alguno le pueda sorprender un cierto atrevimiento en el
tratamientos de los temas, pero por otra parte, me tranquiliza el pensar que en
la autobibliografía, de biblioteca en biblioteca, encuentro, en el año 74, por
ejemplo, un libro que yo publiqué que se llamaba Divorcio 74. No hubo divorcio
en España hasta el 81. En otro libro que se publicó por aquel entonces, con el
título 'Iglesia, año 2000', en el 75, ya aparecía que los obispos, no vivieran
en palacios. ¿A quién se le ocurre? A estas alturas ¿a quién se le ocurre por
ejemplo revestirse litúrgicamente con una mitra? ¿Tú me verías a mí revestido
con mitra?
-Me costaría verlo.
-A estas alturas… Vivir
en palacios es muy importante porque eso imprime carácter. Y a lo mejor viven
peor que en un piso cualquiera. Ya hoy, se está dando el caso, por ejemplo en
España, de que algunos obispos están viviendo en pisos normales.
A estas alturas, que
tenga que salvarse la calle mediante un arco para no tratar con el populacho…
Hoy por ejemplo, otra
expresión que a mí me preocupa enormemente es la de 'tomar posesión'… Pero
tomar posesión ¿de qué?
-Ahora se está
empezando a hablar de 'inicio de pontificado', no tanto de toma de posesión.
Pero el concepto sigue estando ahí.
-La propia simbología…
como que tiene que ser una mula blanca aunque haya que pintarla de blanco si no
hay… Pero ¡por favor!, si podría ser en el siglo qué sé yo…
Además, casi todos los
símbolos que se dicen religiosos y que además se dicen de toda la vida, casi
todos son paganos. La mitra, en Persia, era el símbolo de los sumos sacerdotes
del dios Mitreo, y además de los generalísimos de sus ejércitos. ¡Y vienen ahora
nuestros obispos católicos, apostólicos romanos y en los momentos cumbres de su
ejercicio pontifical se colocan las mitras!.
Vamos a ser respetuosos
con el pueblo de Dios. La Iglesia somos 'todos, todos, todos', acaba de
decirnos el Papa, de quien me siento auténtico devoto, con la seguridad de que
está viviendo en una encrucijada, que no es solamente trazado de carril, sino
además situaciones difíciles.
-Gracias por seguir
siendo nuestra conciencia Antonio, y por muchos años. Un placer siempre leerte
y hablar contigo.
Antonio Aradillas
Texto