El Señor es mi pastor, nada me falta (salmo 22)
El Señor es mi pastor.
Quiero que seas mi
pastor,
yo, la última de tus ovejas.
No busco tus praderas y
tus fuentes;
es tu mirada mi aliento
y mi bebida.
Guíame por el sendero
justo,
por el camino derecho.
No importa que sea
difícil,
las cañadas obscuras,
si siento la fuerza de tu
brazo.
En tus brazos me
cogerás
cuando me agote en el
camino,
y curarás mis heridas
con el aceite de tus caricias.
¡Oh buen pastor!
La mesa abundante, la
copa que rebosa y los perfumes
están en tus entrañas encerrados.
Aliméntame con tu
misericordia,
embriágame con tus
amores,
perfúmame con el óleo
del Espíritu.
Y sálvame de los lobos
y las fieras,
de mi mismo y de la
muerte.
Que pueda gozar de la
dicha de tu amor
por años sin términos.
LOS OTROS SALMOS
Colaboración de Juan García de Paredes.