MARISA MAULEÓN,
“Ni en este monte ni en
Jerusalén” Dijo Jesús a la samaritana. No es cuestión de formas ni lugares, es
la naturaleza con la que hemos de sentirnos identificados. Cuando las
organizaciones de grupos de espiritualidad se remiten a estadios religiosos o
parroquiales, nunca tendrán atractivo para quienes están lejos de aceptar
ritos, misas, o diferentes eventos que culminen en celebraciones dirigidas por
un sacerdote.
Necesitamos que la institución salga de sí misma, abra los ojos a otras realidades y sepa que fuera de ella hay personas, grupos que funcionan al margen con una gran fuerza, un compromiso social y vivencias espirituales que la iglesia no conoce.
¡Abran la puerta
señores! Dejen que entre aire renovador, no tengan miedo a que las corrientes
arrastren los folios de su escritorio, quizá lleguen otros que merezca la pena
leer y si desde dentro experimentan esa libertad, saldrán en búsqueda de
quienes hicieron posible dichas corrientes.
En definitiva Uds. que
creen en el evangelio ¿no lo han captado? Jesús nunca se acomodó a formas o
ritos, nunca puso condiciones, costumbres, más bien las obviaba y era libre.
También dice san Pablo “Ahora que habéis sido conocidos por Dios ¿Cómo
retornáis a elementos sin fuerza ni valor? Me hacéis temer no haya sido en vano
todo mi afán por vosotros” y animaba a vivir en plena libertad “Comenzasteis
bien vuestra carrera, ¿quién os puso obstáculo para no seguir en la verdad? (Gal
4, 5)
Quienes no fijamos la
atención en costumbres, tradiciones etc., ya somos marginados, no tenemos
cabida, no se nos escucha, y el rechazo a otras ideologías es claro, ya que
hace tambalear las creencias.
Desde aquí quisiera hacer un llamamiento a tantos movimientos cristianos, a los que asistimos siempre los mismos, ya muy entraditos en canas, y advertir, que después de esta generación no hay continuidad si no se abren las puertas y “se adora en Espíritu y en verdad”
ECLESALIA