El haber insistido sobre todo en la divinidad de Jesús y no en su humanidad, nos ha incapacitado para conocer realmente a Jesús, que es el Revelador de Dios, el único puente para conectar con la trascendencia y la incomunicabilidad de lo divino. Dios no se encarnó en un dogma sino en una persona. Dar la espalda al Jesús Histórico, como hizo San Pablo, nos ha llevado un cristianismo de doctrinas y ritos dejando a un lado el estilo de vida y las preocupaciones del Galileo.
José María Castillo. La Humanidad de Jesús