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2 de noviembre de 2023

ORAR ES DEJARSE AMAR

 Oración del soldado desconocido


¿Me oyes, Dios mío?

Yo nunca jamás he hablado contigo,

pero yo quiero saludarte.

Tú sabes que desde

mi más tierna infancia

me han dicho que tú no existías,

y yo fui tan bruto que lo creí.

Yo nunca me había dado cuenta

de la hermosura de tu creación.

Hoy, de repente,

al ver las profundidades

del firmamento,

al ver ese cielo estrellado

encima de mí,

se me han abierto los ojos.

Maravillado, comprendí su luz.

 

¿Cómo he podido vivir tan

cruelmente engañado?

 

Yo no sé, Señor,

si tú me vas a entender:

en lo más hondo

de este terrible infierno,

la luz ha brotado en mí

y te he visto.

No voy a decirte nada más,

solo la alegría de conocerte.

 

A medianoche,

tenemos que pasar al ataque,

pero no tengo miedo:

tú nos miras

¡Escucha! ¡Es la señal!

¿Qué puedo hacer?

¡Estaba tan bien contigo!

Quiero decirte una cosa más:

tú sabes que el combate

va a ser malo.

Quizás esta noche llamaré

a tu puerta.

Aunque yo nunca haya

sido amigo tuyo,

¿me dejarás entrar cuando llegue?

 Pero no estoy llorando,

ya ves lo que me ocurre,

mis ojos se han abierto.

 

Perdóname, Dios.

Voy a partir,

seguramente ya no vuelva.

Pero, ¡qué gran milagro!

¡Ya no tengo miedo a la muerte!


Colaboración de Juan García de Paredes.