MARTÍN VALMASEDA
PEREGRINO
Todos somos
siempre peregrinos
o lo fuimos
una vez.
Descubrimos algún
sitio,
un horizonte
que sorbió
nuestra mirada.
Nos calzamos nuestras botas
y nos
fuimos hacia allá.
Para ser un peregrino
más que pies
hace falta corazón,
corazón al
que envenena
dulcemente, una
leyenda;
la leyenda de
algún santo
o algún
hecho misterioso
que ha
marcado
con sus
huellas imborrables
un camino que hace
andar,
senda adelante,
sin parar más
que lo justo
para echar un
sueño,
y soñar paisajes
para ver ese horizonte
que animó tu
corazón,
a salir buscando huellas
y perderte
en una senda,
la que tú ni te esperabas.
¿Qué es lo bueno del camino peregrino?
¿la leyenda,? ¿el horizonte?
¿los amigos que
te encuentras en la
ruta?
¿los momentos solitarios por
las huellas?
¿el soñar
cuando te tumbas fatigado?
¿el albergue
que te acoge
y te da
pan y descanso ?
o lo
bueno del camino,
simplemente,
es ser eso: caminante,
con inquieto corazón de
peregrino