Por Víctor Manuel Ruano
Publicado en septiembre de 2023
El Evangelio de (Mateo 18, 15-20) ofrece orientaciones para la vida en comunidad de los
discípulos misioneros, indicando el proceso a seguir para la corrección
fraterna, con el fin de mantener la unidad y la concordia, la armonía y la paz.
Esta propuesta de Jesús es válida también para el mundo, pues llama a trabajar
en armonía para construir sociedades donde los ciudadanos “se ponen de
acuerdo”. Este criterio es clave para la solución de conflictos, pero, sobre
todo, para caminar juntos hacia los mismos objetivos de una nación que tiene
como horizonte el bien común de los ciudadanos.
En esa dinámica del
“ponerse de acuerdo” está la clave para la resolución de aquellos conflictos, producto
de acciones malas, que desde el cristianismo llamamos pecados. Es la conditio
sine qua non para “pedir algo, sea lo que fuere” a Dios, y el “Padre celestial
lo concederá”. Además, es garantía de la presencia de Jesús en medio de sus
seguidores: “donde se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”.
La invitación a ponerse
de acuerdo es un llamado a la unidad en la diversidad cultural y a la
integración de todos los sectores, tanto en la Iglesia como en la sociedad. Es
el mismo llamado que hizo el obispo y el presbiterio de la diócesis de Jutiapa
recientemente, en un mensaje dirigido a los jutiapanecos ante la crisis que
vive Guatemala, cuando su frágil régimen democrático es amenazado por sus
gobernantes.
En cualquier comunidad,
como en toda familia y sociedad, son importantes los acuerdos y llegar a
consensos mediante el diálogo, el respeto mutuo, la corrección y la aplicación
seria de las leyes. Estar “de acuerdo” entre los guatemaltecos, es clave en
este momento histórico de crisis social y política, cuando los ánimos están
caldeados, las divisiones se acentúan, la polarización y la confrontación son
alimentadas principalmente por quienes se resisten a dejar su zona de confort y
de privilegios, construida en el marco de un régimen de impunidad y corrupción,
del cual estamos hartos y queremos un cambio significativo.
Estar “de acuerdo” entre guatemaltecos es clave en este momento de crisis social y política provocada por el Pacto de Corruptos.
Pero ese cambio está
siendo obstaculizado tercamente por un grupo de políticos al estilo de la UNE y
otros partidos de su mismo nivel, junto a funcionarios corruptos. Todos ellos
se han enriquecido a costillas del Estado y del empobrecimiento de la población
y ahora se niegan a aceptar el resultado de las elecciones. Ellos son los “que
han puesto en marcha un plan para romper el orden constitucional y violentar la
democracia” (Dr. Arévalo).
Además, constatamos que
el sistema de justicia se pervirtió, se usa “para violar a la justicia misma,
burlando la voluntad popular expresada libremente” en las urnas y provocar un
golpe de Estado, el cual viene “promovido desde las instituciones que deberían
garantizar la justicia en nuestro país”. Pero estas instituciones se vaciaron
de su contenido y finalidad, particularmente aquellas que están encabezadas por
gente mala y mediocre, como la fiscal general, María Consuelo Porras, algunos
de sus fiscales como Rafael Curruchiche y jueces del nivel de Fredy Orellana,
así como la junta directiva del Congreso de la República y otros actores
corruptos y antidemocráticos” (Dr. Bernardo Arévalo). Con justa razón la ciudadanía
pide su renuncia, ya.
Esta realidad amenaza
la paz social entre los guatemaltecos y nos desafía a trabajar por la unidad
entre los pueblos y los diversos sectores sociales, “para derrotar a las
fuerzas golpistas que pretenden mantenernos sumergidos en la corrupción, la
impunidad y la pobreza”.
Asunción Mita, Jutiapa conmemoró el sábado 16 de septiembre el primer aniversario del triunfo arrollador de la Consulta Municipal de Vecinos contra la Minera Cerro Blanco.