¡Feliz Navidad patas arriba!
CÉSAR ROLLÁN SÁNCHEZ
- Me encontré con un
coche que llevaba el rótulo «Dadiván», en letras mayúsculas, pegado en su parte
delantera. Me fijé en él, porque pasaba por el semáforo en el que estaba
parado. Vi que la conductora llevaba puesta una gran sonrisa y su acompañante
se daba la vuelta momentáneamente, para ver cómo iba el que, supuse, era el
hijo de ambos.
«¿Dadiván?» Me quedé pensando durante el paseo hacia la nueva casa de mis padres, la que van a estrenar esta Navidad. Entonces fue cuando caí en la cuenta de lo que escondía esa extraña palabra: Navidad escrita al revés.
Hoy es Navidad y poco
más se puede decir que no se haya dicho ya, poco más se puede anunciar sobre
esta fecha «tan señalada», internacional y multicultural. Poco más salvo que la
llamemos al revés, quizá, y pongamos el mundo patas arriba para poder caminar
con los pies en el cielo (metafóricamente hablando, claro).
Nuestro paso por la
vida es anecdótico si lo comparamos con la vida en su conjunto; una mota de
polvo en un universo enorme; un pequeño segundo en un tiempo de dimensiones
desconocidas. ¿Por qué procurarse tanto de las cosas de la tierra?
Esta nueva lectura de
la vida, con los pies en el cielo, patas arriba, nos haría comprender que
cualquier empeño que suponga atesorar riquezas y honores a costa del resto de
la humanidad, con peleas, discusiones, guerras, robos, engaños, corrupción…
carece de sentido.
Por cierto, más tarde
busqué a qué hacía referencia Dadiván y me encontré con que era el nombre de
varias empresas de distintos sectores, por lo que el vehículo con el que me
crucé debía ser un coche comercial de alguna de esas sociedades anónimas.
¡Feliz Navidad patas
arriba!