WILLY
Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera
Martín Valmaseda
Dibujos: Karla y Andrea Aguilar
CAPÍTULO 18
LOS ESTUDIANTES SOLIDARIOS
La marcha campesina de aquel sábado fue relativamente normal. Del instituto ciudadano no fueron muchos: Telma, la alumna q´eqchí, les guiaba, Willy nuestro amigo, 3 alumnos más y 5 alumnas, entre ellas…, ¡sorpresa! La hija del diputado. Por el camino fue Vilma contando a sus compañeros lo que la había costado que la dieran permiso en casa. Lo consiguió gracias a su mamá que era nieta de españoles. Sus abuelos habían llegado a Guatemala cuando Franco en su país había ganado la guerra. El abuelo era republicano y temió la represión que hubo.
La mamá de Vilma convenció al esposo de la importancia de que la hija conociera todas las realidades de la sociedad chapina.
En el parque central de Guatemala esperaron un poco los jóvenes hasta que se fueron escuchando gritos , cantos y aparecieron hombres y mujeres. Muchas de ellas vestidas con trajes típicos de sus pueblos: quiché, q´eqchí, achí, pocomam, caqchiquel…
Telma corrió a unirse con la gente de su aldea. Willy y los demás se acercaron tímidamente…
En la puerta de la casa presidencial y del congreso había ya otra “manifestación”, esa de policías antidisturbios. No se movieron cuando se acercaban los campesinos ni hicieron gestos agresivos. Willy le dijo a Vilma.: “seguro que tu papá sabiendo que estás tú, ha hablado con el ministro para pedirle…”.- “Pues no me dijo nada – comentó Vilma -pero no me extrañaría”
Las autoridades no se asomaron a escuchar las protestas. Solo algunos diputados relacionados con los movimientos populares. Hubo discursos de los líderes y “lideresas”…
Telma se acercó con los compañeros, algunos, novatos en esas movidas, algo asustados, mirando de reojo a la policía, sus bastones y escudos…
Entre los discursos y gritos y las mantas agitadas (trabajamos la tierra ¿dónde están sus beneficios?// la milpa es nuestra ¿Quien la acapara?// nuestro niños tienen hambre//…) Pues entre todo ese jaleo, Telma presentó a sus compañeros ante jóvenes de su aldea y juntos decidieron unos días fines de semana que pudieran irles a visitar los estudiantes.
Cuando se fue disolviendo la manifestación y volvieron cada cual a su casa, a su ambiente… los estudiantes en la camioneta iban comentado sus sentimientos frente a esa oleada de guatemaltecos como ellos, que reflejaban una vida, unas preocupaciones y necesidades distintas a las que ellos tenían en la capital. Y aún les faltaba no escuchar sino ver y vivir la realidad de los montes, bosques y aldeitas de esa tierra, esa Guatemala desconocida. En el próximo capítulo la conocerán Willy, sus amigos… y ustedes un poco también si siguen leyendo esta historia.
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