MARCHAR AL DESIERTO
Comienza
el evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías:
<<Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el
camino>>.
Una
voz grita en el desierto: <<Preparadle el camino al Señor, allanad sus
senderos>>.
Juan
bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para
que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén,
confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan
iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se
alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
Detrás
de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarles
las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo (Marcos 1,1-8).
MARCHAR AL DESIERTO
<<Comienza la
Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios >> Este es el inicio solemne y
gozoso del evangelio de Marcos. Pero a continuación, de manera abrupta y sin
advertencia alguna, comienza a hablar de la urgente conversión que necesita
vivir todo el pueblo para acoger a su Mesías y Señor.
La conversión que necesita nuestro modo de vivir el cristianismo no se puede improvisar. Requiere un tiempo largo de recogimiento y trabajo interior. Pasarán años hasta que hagamos más verdad en la Iglesia y reconozcamos la conversión que necesitamos para acoger más fielmente a Jesucristo en el centro de nuestro cristianismo.
Esta puede ser hoy nuestra
tentación. No ir al <<desierto>>. Eludir la necesidad de conversión.
No escuchar ninguna voz que nos invite a cambiar. Distraernos con cualquier
cosa, para olvidar nuestros miedos y disimular nuestra falta de coraje para
acoger la verdad de Jesucristo.
La imagen del pueblo
judío <<confesando sus pecados>> es admirable. ¿No necesitamos los
cristianos de hoy hacer un examen de conciencia colectivo, en todos los
niveles, para reconocer nuestros errores y pecados?, ¿es posible sin este
reconocimiento <<preparar el camino del Señor>>?
EL CAMINO ABIERTO POR
JESÚS
No pocos cristianos
practicantes entienden su fe solo como una <<obligación>>. Hay un
conjunto de creencias que <<deben>> aceptar, aunque uno no conozca su
contenido ni sepa el interés que pueden tener para su vida; hay también un
código de leyes que se <<debe>> observar, aunque uno no entienda
bien tanta exigencia de Dios; hay, por último, unas prácticas religiosas que se
<<deben>> cumplir, aunque sea de manera rutinaria.
Esta manera de entender
y vivir la fe genera un tipo de cristiano aburrido, sin deseo de Dios y sin creatividad
ni pasión alguna por contagiar su fe.
Es de gran importancia
tomar conciencia de que la fe es un recorrido y no un sistema religioso. Y en
un recorrido hay de todo: marcha gozosa y momentos de búsqueda, pruebas que hay
que superar y retrocesos, decisiones ineludibles, dudas e interrogantes. Todo
es parte del camino.
Cada uno ha de hacer su
propio recorrido. Cada uno es responsable de la <<aventura>> de su
vida. Cada uno tiene su propio ritmo. No hay que forzar nada. En el camino cristiano
hay etapas. Lo importante es <<caminar>>
Ilustracion de EWTN Español Facebook
PREPARAR EL CAMINO AL
SEÑOR
¿Cómo preparar nuevos
caminos al Señor en nuestras comunidades?.
Antes que nada hemos de
pararnos a detectar que zonas de nuestra vida no están iluminadas por el Espíritu
de Jesús.
Podemos funcionar bien
como una comunidad religiosa en torno al culto, pero seguir impermeables a
aspectos esenciales del evangelio. ¿En que nos reconocería hoy Jesús como sus discípulos
y seguidores?.
Es esencial <<buscar el reino de Dios y su justicia>>. Rebelarnos frente a la indiferencia social que nos impide mirar la vida desde los que sufren. Resistirnos a formas de vida que nos encierran dentro de nuestro egoísmo. Si no contagiamos compasión y atención a los últimos, ¿qué estamos difundiendo en la sociedad?.
Hay un
<<imperativo cristiano>> que podría orientarnos en la búsqueda real
de la justicia de Dios en el mundo: actuar en nuestras comunidades cristianas
de tal forma que ese comportamiento se pudiera convertir en norma universal
para todos los humanos. Señalar con nuestra vida caminos hacia un mundo más
justo, amable y esperanzado.
REORIENTAR LA VIDA
Lo primero no es
<<volver a la Iglesia>> y comenzar de nuevo a <<cumplir>>
unas prácticas religiosas sin convicción alguna. Lo importante es clarificar la
propia postura y decidir cómo quiere uno orientar su vida.
Antes que nada es
necesario aclarar dónde está uno y saber exactamente de qué se ha alejado: ¿me
he distanciado de una determinada educación religiosa o he suprimido a Dios de
mi vida?. ¿He abandonado una <<religión>> que me aburría o he eliminado
de mi corazón todo rastro de comunicación con Dios?.
Por eso es importante
seguir aclarando cuál es mi actitud básica ante la existencia: ¿sé prestar
atención a lo <<profundo>> de la vida, lo que no se capta
inmediatamente con los sentidos, o solo vivo de lo que <<salta a la
vista>> y me resulta útil para mis intereses?.
En el fondo, para un
cristiano creer es abrirse confiadamente al misterio de la vida, porque se sabe
querido por Dios.
Lo importante es
<<abrir caminos>> en nuestra vida. Hacer algún gesto que manifieste
nuestro deseo de reaccionar. Dios está cerca de quién lo busca con verdad.
RENDIJAS
Dios se acerca a
nosotros buscando la rendija que el hombre mantiene abierta a lo verdadero, a
lo bueno, a lo bello, a lo humano. Son esos resquicios de la vida a los que
hemos de atender para abrir caminos a Dios.
Para algunos, la vida
se ha convertido en un laberinto. Ocupados en mil cosas, se mueven y se agitan
sin cesar, pero no saben de dónde vienen ni a dónde van. Se abre en ellos una
rendija hacia Dios cuando se detienen para encontrarse con lo mejor de sí
mismos.
Hay quienes viven una
vida <<descafeinada>>, plana e intrascendente en la que lo único
importante es estar entretenido. Solo podrán vislumbrar a Dios si empiezan a atender
el misterio que late en el fondo de la vida.
Otros viven sumergidos
en <<la espuma de las apariencias>>.
Solo se preocupan de su
imagen, de lo aparente y externo. Se encontrarán más cerca de Dios si buscan
sencillamente la verdad.
Muchos se irán encontrando con Dios si saben pasar de una actitud defensiva ante él a una postura de acogida; del tono arrogante a la oración humilde; del miedo al amor, de la autocondena a la acogida de su perdón. Y todos haremos más sitio a Dios en nuestra vida si lo buscamos con corazón sencillo.
J. Antonio Pagola
Colaboración de Juan García de Paredes.