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10 de enero de 2024

EL CUENTO DE WILLY. CAPÍTULO 20

  El cuento de WILLY 

Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera

Martín Valmaseda

CAPÍTULO 20

CONTRASTES

Verán  que  ese fue un  día  de muchos contrastes,  reflejo  de lo  que es   Guatemala.   No me  refiero sólo  al  contraste  entre  campesinos indígenas  y  alumnos  ladinos unos  mestizos,  otros  indígenas  de distintas etnias , con idiomas  que  no  todos entendían,  costumbres diferentes   y  también distintas  religiones. Muchos  católicos,  otros  de la iglesia del Nazareno,  algunos testigos de Jehová, y alguna otra  confesión  evangélica. 

Precisamente  aquel  día  llegaba  el  P. Eulogio  a la capilla de  esa  aldea: un  barraconcito de madera  con   suelo  de  tierra  y asientos  de tablas  sobre  bloques  de cemento.  Todas  las aldeas  de  esa  zona  pertenecían a la  parroquia del  Calvario.  Un  templo grande  que  tenía  a  su  cargo  125  aldeitas  por  los  montes de Alta  Verapaz.  Podían pasar los sacerdotes  a  celebrar sacramentos 3  ó  4  veces  al  año. Entonces  se celebraban  en  esa aldea, además  de misas,  primeras  comuniones, bautizos, confesiones…    y  se comentaba  el  evangelio de ese domingo.  Los catequistas  durante el  año  celebraban  “la  palabra”  como  decían: Eran  especie  de misas   sin consagrar  la eucaristía,  donde se daba la comunión  guardada en  el sagrario   que  se  había  dejado lleno de hostias  consagradas  la última  vez que  pasó el “padre” del  Calvario.  Esta  vez,  poco  después  que llegasen  los  muchachos del instituto apareció el  padre  Eulogio, uno  que  había  llegado a Guatemala  hacía pocos días,  acompañado  de  dos  catequistas  que fueron sus guías  para  llegar  allí.  Fueron sus guías  y  también sus traductores.  Muchos  de los  feligreses  no  sabían  o  hablaban  poco el  “castilla” y necesitaban  intérprete  en la misa .

A  todo esto hay  que  decir  que  también  los estudiantes  se  repartieron.  Los  que eran de iglesias “evangélicas”  subieron, media  hora de camino, a una aldea cercana  donde había  una iglesia del Nazareno.

La misa,   acompañada  por la  música de  marimba  duró  dos  horas y media,  sin que nadie hiciera gesto de impaciencia… bueno alguien  sí,  los  estudiantes  que  estaban acostumbrados  a  misas de hora  y  cuarto… (si  hubieran sido de ciudades europeas,  a la media  hora  ya  estarían mirando al  reloj  y de reojo  a la puerta) .

Al terminar la  celebración el P.  Eulogio  se  quedó  hablando  un  rato con la  gente y desayunado un  tazón  de caldo de arroz  con pollo,   hasta  que  los  catequistas,  jalaron de él : Padre perdone,  dentro de una hora  tenemos   la misa    en  la  aldea  de  San  Pedro… que está  ¡a tres cuartos de hora y  cuesta  arriba!…  el  P.  Eulogio  dejó  la pata de pollo  sin  terminar  agarro el bastón (la mochila, la  llevaba ya  una catequista  que le acompañaba)  y  salieron  a   buen paso por el  camino  empinado.  Ese día  todavía  le  quedaban  dos  aldeas más  donde celebrar  sacramentos. 

Pero antes de salir  pasó  algo inesperado.  Willy se  acercó  al  P. Eulogio. Perdone  Padre ¿me  deja  que  le  acompañe?”. El  sacerdote  se asombró  “Ya  vas  a aguantar?”.  -  “Sí  Yo  he caminado  bastante  con mis papás. Les gustaba  bastante  las  excursiones…” - miró a  Telma – “ Tú  ya  les  acompañas a los  compañeros?” – “sí  no te preocupes…”

El  sacerdote, Willy,  la  catequista y tres  acompañantes  más  se perdieron  por el camino  del  bosque.  Nosotros  nos  quedamos  sorprendidos  por el  atrevimiento de Willy  y nos  sentamos, esperando al  capítulo 21.