e) De basílicas y
catedrales a lugares de oración los lugares sagrados, que durante casi dos mil
años hemos construido, responden a una visión imperial de la sociedad. Seguimos
manteniendo una visión dual y teísta de Dios. Pensamos que Dios es como todos
los soberanos, que necesita nuestra humilde servidumbre y que le hagamos
reverencias espectaculares. No debemos seguir manteniendo esta manera de pensar
a Dios. Todo lo que podemos hacer exteriormente es para verlo nosotros mismos.
Una imperial basílica no es más apropiada para Dios que una choza. Tanto los
lugares como las ceremonias deben estar pensados, no para dar gloria a Dios
sino, para favorecer la vivencia espiritual de cada fiel. El objetivo de toda
ceremonia religiosa debe ser el crear un ambiente que favorezca la toma de
conciencia de que Dios está en cada uno de nosotros.