¿PARA QUÉ SIRVE REZAR?
Has llenado tu vida de
cosas, actividades y preocupaciones. Y así, poco a poco, casi sin darte cuenta,
te has ido vaciando por dentro: Dios ha ido desapareciendo de tu vida. Te
mueves constantemente, tratas con muchas personas. Con todas menos con Dios.
Corres el riesgo de irte haciendo <<ateo>>: un hombre o una mujer
que vive sin Dios.
Seguramente no te
preocupa mucho. Vives bastante bien sin Dios. No sientes necesidad de él. Si yo
te empiezo a hablar ahora de oración, me dirás: ¿para qué sirve rezar?. Tienes
otras cosas más importantes que hacer. Cosas más útiles y urgentes.
Vives ya totalmente
modelado por esta sociedad que solo piensa en lo útil y rentable. Para ti, lo importante
es trabajar, ganar y disfrutar de la vida.
<<Rezar>>
te parece sencillamente <<perder el tiempo>>. La oración, la
meditación, Dios… todo eso pertenece al mundo de lo <<inútil>>.
Pero hay muchas cosas
que te pueden parecer inútiles y no lo son.
Te parece algo inútil, pero quiero decirte para qué necesitas orar y hablar con Dios.
Necesitas orar para
encontrar más silencio, serenidad y descanso en tu vida; para que puedas vivir
las cosas desde dentro, sin empobrecerte, dispersarte y gastarte tanto en tu
quehacer diario.
Necesitas orar para
hacerte más humano; para limpiar tus criterios, tus esquemas y tu mente de todo
aquello que te puede deshumanizar.
Necesitas orar para
abrir mejor los oídos de tu corazón y escuchar honestamente a Dios; para estar
más atento a quienes pueden necesitar tu cercanía, tu ayuda o amistad.
Necesitas orar para no
desalentarte ante los problemas y conflictos de la vida;
Necesitas orar para no
vivir tan solo por dentro; para caminar por la vida acompañado por un Padre;
para iniciar el día cada mañana de manera más confiada, agradecida y creadora.
Necesitas orar para
enfrentarte a tu culpabilidad, para liberarte de tus errores, para sentirte
comprendido y perdonado, para levantarte de nuevo a una vida más digna y
responsable.
Vivir sin orar no es
pecado. Es una pena, porque es verse condenado a vivir sin la mejor compañía
que puede tener una persona. Es vivir sin conocer la paz, la seguridad y la
confianza que solo puede brotar de Dios.
Creer, ¿para qué?
Conversaciones con alejados.
De José Antonio Pagola
Colaboración de Juan García de Paredes.