(Antonio Zugasti)
El Cuarto Poder
«Tres Anillos para los
Reyes Elfos bajo el cielo….
Uno para el Señor
Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor
donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos.
Contemplando la
realidad de nuestra sociedad, me ha venido a la cabeza el fabuloso mundo creado
por Tolkien en El Señor de los Anillos. Y me parece que, a lo mejor, no todo es
fantasía, y en nuestro mundo real nos encontramos con una versión muy prosaica
del Anillo del Señor Oscuro, de ese Anillo
para gobernarlos a todos.
Se habla mucho de los
tres poderes que rigen las sociedades democráticas: el poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Pero
no se dice nada de un Cuarto Poder, que en las sociedades capitalistas –hoy prácticamente todo el mundo– domina a los otros: el Poder Económico,
el Anillo para gobernarlos a todos.
Los tres conocidos son
poderes claros y transparentes. Todos los diputados y senadores han sido
elegidos democráticamente en unas elecciones en las que todos los partidos
presentaban sus programas y los
proyectos que pensaban desarrollar, si conseguían el poder. El Presidente del
Gobierno, el máximo exponente del Poder
Ejecutivo, tiene que ser una persona bien conocida en la sociedad, y de
reconocido prestigio. Es elegido por la
mayoría del Congreso y, si su partido no ha conseguido mayoría absoluta, tiene
que negociar con otros partidos el programa de gobierno. Los miembros del Poder
Judicial han alcanzado su puesto en unas oposiciones abiertas en que tienen que demostrar su conocimiento
de las leyes del país
Pero ¿qué sabemos del poder económico? Sabemos que se habla muy poco de él, porque domina los grandes medios de comunicación y no le interesa que aparezca su responsabilidad en las condiciones de vida de la sociedad. Sabemos que financia generosamente las campañas electorales de los partidos que le son más favorables. Sabemos que gracias a la globalización se mueve libremente por todo el mundo. Sabemos que invierte en los terrenos donde espera mayores beneficios sin que eso repercuta en las condiciones de vida del país. Sabemos que vuela por todo el mundo buscando los países donde pague menos impuestos.
También sabemos
que no tiene nada de democrático ni
transparente. Conocemos las figuras de unos cuantos milmillonarios, pero no
sabemos en qué invierten su dinero y cómo logran multiplicarlo en unos pocos
años. Unos Fondos de Inversión, que recuerdan al Señor Oscuro, pues pocos saben
quién está detrás, manejan miles y miles de millones y se mueven por el mundo,
buscando las presas más fáciles, los terrenos donde pueden extraer los mayores
beneficios. Unos fondos que pueden presionar a los gobiernos de tal manera que
se sometan a sus deseos.
Ahora bien, esto no ha
sido así desde el origen de los tiempos. Los más ricos siempre han tenido poder
e influencia, pero, al menos, estaban sometidos a las leyes del país y no
podían sacar el dinero tranquilamente para llevarlo a donde les resultara más rentable.
El cambio se ha producido por decisiones políticas. El presidente de los EE.UU.
Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret Thatcher, radicalmente
conservadores los dos, dieron un gran impulso a la globalización económica, que
se impuso en todo el mundo y ha permitido la total libertad de movimientos a
los capitales
Pues, si por decisiones
políticas hemos llegado aquí, por decisiones políticas se puede revertir la
situación, y conseguir que ese cuarto poder, que hoy es el anillo del Señor
Oscuro para gobernarlos a todos, se someta a los otros tres poderes,
democráticos y claros. Descubrir y denunciar ese cuarto poder. Poner claramente
de manifiesto como ese cuarto poder, empujado
por su ambición insaciable, se mueve por todo el mundo buscando su beneficio a costa de lo que sea.
E imaginar lo que podía
ser el mundo, si los poderes que lo gobiernan fueran democráticos y claros, y
no buscaran el beneficio económico de unos pocos, sino el bienestar de las
grandes mayorías.