Alabanza a la Santísima Trinidad
Señor Dios, eterno e
incomprensible,
que en la unidad
indivisa
de tu esencia
nos manda creer,
amar y adorar la
esencial
e inseparable trinidad
de las personas,
Padre, Hijo y Espíritu
Santo,
primer principio
y fin de todas las
cosas:
yo, la más vil
y más ingrata de tus
criaturas,
me reconozco obra
de tus manos, formado a
tu
imagen y semejanza,
redimido por la sangre
preciosísima
de la humanidad divina
del Verbo,
mi redentor.
Te adoro, te alabo y te
bendigo
con toda la sinceridad
de mi
corazón, y te doy
gracias
por todos los
beneficios,
generales y
particulares,
de que te has dignado
colmarme
sin mérito alguno de mi
parte.
Perdona, Señor nuestras
culpas,
olvida nuestras
ingratitudes,
ten compasión de
nosotros, para
que, llorando nuestros
pecados,
podamos corresponder a
los
auxilios que nos
ofreces,
te sirvamos con
santidad y justicia
todos los días de
nuestra vida y
logremos terminarla en
tu
preciosa amistad y
alabarte,
glorificarte y
bendecirte cantando
el trisagio de los
serafines: Santo,
Santo, Santo, Dios
Padre,
Dios hijo, Dios
Espíritu Santo,
por una duración sin
fin
de una eterna
bienaventuranza en
el reino de la gloria. Amén.
(Beato Diego José de
Cádiz, 1801)
Colaboración de Juan García de Paredes.