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14 de marzo de 2024

90 MANIFIESTO CÍRCULO DE SILENCIO

13 de marzo de 2024

Estamos en marzo del año 2024, en pleno siglo XXI. La humanidad lleva ya un largo camino recorrido desde sus orígenes en la historia de las civilizaciones, pero viendo el comportamiento de varios líderes mundiales pertenecientes a las naciones más desarrolladas, se diría que estamos retrocediendo en valores de esa humanidad que nos falta. Cuando se supone que deberíamos haber aprendido las numerosas lecciones que la vida nos ha dado al anteponer los egoísmos y los odios por encima de la colaboración, la mano tendida y la ayuda a los que presentan más dificultades.

Frente a eso, el presidente francés Emmanuel Macron pretendía hace tan sólo un mes promulgar una ley con duras medidas para las personas inmigrantes en Francia, la cual tuvo que modificar el Consejo Constitucional francés, dejando momentáneamente fuera de esta norma la creación del delito de estancia irregular, el endurecimiento del acceso a las prestaciones sociales para los inmigrantes, o el establecimiento de cuotas migratorias anuales.

Por su parte, el pasado 18 de enero, la Cámara de los Comunes del Reino Unido aprobó un proyecto de ley para expulsar inmigrantes ilegales a Ruanda, independientemente de cual fuera el origen de estos inmigrantes, si bien, esta barbaridad de ley se encuentra por el momento en revisión por la justicia británica, por lo que supone tratar a seres humanos mucho peor que al ganado. Rusia está utilizando a miles de migrantes como arma de presión contra países vecinos (tal es el caso de Finlandia o Polonia), sin importarle nada las condiciones de miseria y desatención en las que se encuentran todas estas personas, pues lo único que buscan es la desestabilización política y social de sus enemigos.


¿Y qué decir de las ideas del aspirante a la Casa Blanca Donald Trump? El pasado 24 de febrero dejó claro su odio sin límites a las personas que tratan de alcanzar una vida digna en los Estados Unidos, irónicamente tal como había hecho años atrás el abuelo de Trump cuando emigró desde Alemania con esa misma finalidad. Pero la desatada xenofobia de este hacedor de fortuna metido a político sin escrúpulos, que mide la valía de cada individuo según sea de abultada su cuenta corriente y sus posesiones materiales, anunció que, en caso de salir elegido presidente en el próximo mes de noviembre, llevará a cabo la deportación más grande en la historia de aquella nación, dicho sea de paso, forjada precisamente a base de inmigrantes procedentes de muchas partes del mundo. Trump no escatimó en desprecios e insultos a quienes no tienen el color de la piel como la suya, no son rubios como él, no hablan el idioma inglés como él, y no tienen suntuosas propiedades como el rascacielos Trump Tower de Nueva york, con salas inmensas recubiertas de oro macizo, como lo tiene él. Como podemos ver, toda una serie de valores que no podrá llevarse consigo el dirigente norteamericano el día que le toque entregar su alma a quien corresponda.

Frente a toda esta catarata de odio, racismo, crueldad y desentendimiento, ayer en España se presentó una ILP (iniciativa legislativa popular) en el Congreso de los Diputados, respaldada por más de 800 asociaciones y colectivos de ayuda al inmigrante, cuya finalidad es la de regularizar la situación en España de más de medio millón de personas que ahora viven en la clandestinidad, la precariedad y la incertidumbre acerca de qué será de sus vidas y la de sus familias.

Esta ILP está respaldada claramente por la Iglesia Católica, en palabras del arzobispo Monseñor Luis Argüello, recientemente elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien subrayó este fin de semana la necesidad de fortalecer el sentimiento de acogida y comprensión hacia las personas que acuden a nuestra sociedad en busca de un futuro digno y estable para sus vidas. La decisión de nuestros representantes políticos sobre esta iniciativa deberá ser tomada el próximo mes de mayo, pidiendo a Dios que, a la hora de afrontar la decisión que puede cambiar para bien la vida de tanta gente, pesen más los valores de solidaridad, humanidad y acogimiento que los del rechazo por motivos discriminatorios y egoístas.

El mundo es de todos y resulta gratificante compartirlo. En lugar de crear recintos territoriales estancos que se miran al ombligo de su desarrollo en continua comparación de superioridad con aquellos pueblos subdesarrollados poblados por individuos que no merecen ni siquiera nuestra mirada, resulta imprescindible que más y más voces se alcen con la mente y los brazos abiertos, pues con esa actitud lo que se abre es el corazón y la conciencia de pertenecer a una sociedad que merezca la pena construir.

También es bueno recordar que, hasta no hace mucho tiempo, o incluso hoy en día sigue ocurriendo en muchos países, precisamente aquellos que ahora manifiestan rechazo y odio hacia el fenómeno migratorio, desembarcaban en esas tierras africanas, asiáticas o americanas para esquilmar sus tesoros naturales (minerales, maderas, especias, oro y diamantes, etc), para enriquecer aún más a una parte del mundo a costa de la otra. Aunque solo fuera por un mero sentido de la compensación histórica, la conclusión que debe extraer cada persona de bien es el orgullo de respaldar la iniciativa española frente a posturas populistas y xenófobas que mueven los vientos del odio que hablábamos al principio de este comunicado.

De esta forma, seremos más, nos mezclaremos más, nos enriqueceremos más en valores, en cultura, seremos mejores personas y, también, seremos más felices, al sentir en nuestro interior lo mejor del ser humano.

Amigos, comienza nuestro TIEMPO DE SILENCIO.

 

MESA DIOCESANA DE ATENCION Y ACOGIDA DE MIGRANTES Y REFUGIADOS DE CÁDIZ 

Colaboración de Juan García de Paredes