Señor, me pongo en tu presencia para pedirte ayuda una vez más.
Somos pocos los que vamos contra el mundo, los que vivimos
contracorriente para poder ser emisores de tu evangelio, para ser misioneros de
Cristo.
Somos pocos los que hemos dejado parte de nuestra
vida, los que hemos dado parte de nuestro tiempo para llevarte a todos los
hombres.
Somos pocos los que aún tenemos la esperanza de un
mundo mejor aquí y ahora. Los que creemos que una vida vivida sin Dios, no
tiene sentido.
Somos pocos los que estamos con María, tu madre al pie
de la Cruz para acogerla como Madre nuestra y asistirla en su misión de darte a
conocer a todos los hombres.
Y por eso te pido ayuda, para que envíes trabajadores
a tu misión.
Te pido hombres y mujeres comprometidos con el
evangelio.
Te pido, gente mayor o gente joven, personas que nos
inunden con savia nueva para transmitir la Buena Noticia.
Te pido personas sencillas, fuertes en la fe, que quieran acompañarnos a luchar por un mundo más justo.
Te pido personas valientes que quieran dejar atrás la
pereza y la comodidad para ayudarnos a dar a conocer el evangelio.
Queremos dejar a nuestros hijos y nietos, un mundo
mejor en el que puedan vivir en Paz y en armonía con el resto de la creación.