MARTÍN VALMASEDA
Mi amigo tenía una casa
que ya estaba casi en ruinas
pero mientras la tiraba,
ya pensaba en
reconstruirla
¿reconstruirla... para qué?
¿para dejarla vacía?
fue levantando paredes
los techos que las cubrían...
y ahora que ya tiene espacios
salones, cuartos, cocina
mi amigo empezó a dudar:
con los espacios... ¿qué haría?
Se fue a pensar al camino
que de este a oeste corría
y vio que por él marchaban
cargados con su mochila
y su bordón, peregrinos
hacia algún fijo objetivo
que lejos les atraía.
¿a dónde vais, caminantes
por esta senda perdida?
No está perdida la senda,
esta calzada bendita
que es el camino del norte
a Santiago y su
basílica
y ahora buscamos albergue
que guarde esta noche
fría
y seguir a Compostela
caminando al nuevo día
mi amigo sintió una luz
y en su rostro una sonrisa:
Pues no sigan
compañeros
caminando en este día
que habéis encontrado espacio
para una noche tranquila;
dejad en cualquier rincón
vuestro bordón y mochila
para reparar su fuerza
voy a buscarles comida.
Se fue llenando de gente
la casa recién construida
los muchachos
ayudaron
a hacer labor de cocina
y en la cena resonaron
los cantos y algarabía
de jóvenes peregrinos
que encontraron acogida
de un buen amigo que supo
dar lugar de
bienvenida.
Desde entonces esa casa
tiene en sus muros escrita
una frase: LOS ESPACIOS
SÓLO SON PARA LLENARLOS...
¡PARA LLENARLOS DE VIDA!