Guatemala, 2005. Una explosión saca a la luz el archivo que la policía nacional había mantenido en secreto desde los años cuarenta, La isla. Archivos de una tragedia que recoge con sumo detalle fichas de más de 200.000 guatemaltecos. Espiados, torturados... asesinados. Por su creencia política. Por su deseo de libertad. Y es que si por todos es conocida la existencia de los "escuadrones de la muerte" o los "ojo por ojo" (grupos paramilitares de extrema derecha), el archivo pone de manifiesto no sólo la confirmación de que tras todos estos asesinatos se encontraba el gobierno, sino también la colaboración de la CIA para llevar a cabo el golpe de estado de 1954.
Desde el descubrimiento
del archivo, decenas de investigadores se dedican a leer y clasificar la
inestimable fuente de información. Investigadores que están comprometidos
personalmente con la guerra, ya que son descendientes directos de guerrilleros
o de algunos de los asesinados sin razón... a no ser, como se defiende en
algunos de los documentos audiovisuales, que una razón para cometer tal
genocidio sea el tener ideas propias, y, claro, distintas a las de la mayoría.
"Vamos a matar, no a asesinar", dice uno de los famosos coroneles. Y
se nos hiela la sangre.