MARTÍN VALMASEDA
RELIGACIÓN otro modo de decir TODOS SOMOS UNO . Y lo dejamos en manos de Leonardo Boff
LA RE-LIGACIÓN, BASE DE LA CIVILIZACIÓN PLANETARIA
Mueren las ideologías.
Pasan las filosofías. Pero los sueños permanecen. Son ellos los que mantienen
el horizonte de esperanza siempre abierto, formando el <<humus>>
que permite proyectar continuamente nuevas formas de convivencia social y de
relación con la naturaleza.
Bien entendió la
importancia de los sueños el jefe piel roja Seattle cuando, en 1856, escribió
al gobernador del Estado de Washington, Stevens, que le forzaba a vender sus
tierras a los colonizadores europeos. Perplejo, se preguntaba sin entender: ¿
se puede comprar y vender la brisa, el verdor de las plantas, la limpidez del
agua y el esplendor del paisaje?. Y concluía: los pieles rojas entenderían el
porqué <<si conociesen los sueños del hombre blanco, si supiesen cuáles
son las esperanzas que transmite a sus hijos e hijas y cuáles las visiones de
futuro que ofrece para el día de mañana>>.
¿Cuál es nuestro sueño? ¿Cuál es el sueño de la sociedad civil mundial que se hizo visible en los pueblos reunidos en Porto Alegre, en Seattle, en Génova?.
Es el sueño de la
inclusión de todos en la familia humana, morando juntos en la misma y única
Casa Común, la Tierra; el sueño de la integración de todas las culturas,
etnias, tradiciones y caminos religiosos y espirituales en el patrimonio común
de la humanidad; el sueño de una nueva alianza de los seres humanos con los demás
seres vivos de la naturaleza, considerándonos verdaderamente hermanos y
hermanas en la inmensa cadena de la vida, en la que somos un eslabón entre
otros; el sueño de una economía política de lo suficiente y de lo decente para
todos, también para los demás organismos vivos.
El sueño de un cuidado
de unos para otros, a fin de exorcizar definitivamente el miedo; el sueño de
hospitalidad, tolerancia, convivencia y comensalidad con todos los miembros de
la familia humana; el sueño de la coexistencia pacífica y alegre de las
diferencias; el sueño de la capacidad de perdón que permite volver a empezar
una historia sin amarguras y resentimientos; el sueño de un diálogo de todos
con su Profundidad, de donde nos vienen inspiraciones de benevolencias, de
cooperación y de afectos; el sueño de una re-ligación de todos con la Fuente
originaria, de donde brotan los seres, que nos da el sentimiento de acogida en
un Útero último en el que todas nuestras
contradicciones serán resueltas y todas nuestras lágrimas enjugadas, para caer
en los brazos del Dios- Padre y Madre de infinita bondad y descansar de tanto
peregrinar y penar y, finalmente irradiar vida y más vida para siempre.
Como se puede deducir,
se trata del sueño de una civilización de la re-ligación universal que incluya
a todos, desde la hormiga del camino hasta la galaxia más distante.
Ese anhelo ancestral de
la humanidad fue desterrado por el tipo de cultura que predominó en los últimos
siglos.
Somos hijos de un
ensayo civilizatorio, hoy mundializado, que ha realizado cosas extraordinarias,
pero que es materialista y mecánico, lineal y determinista, dualista y
reduccionista, atomizado y compartimentado. Y que ha separado la materia del
espíritu, la ciencia de la vida, la economía de la política, y a Dios del
mundo.
La civilización de la
re-ligación de todo con todo dará centralidad a la religión, más como dimensión
antropológica que como institución, y como fuerza que se propone re-ligar todas
las cosas entre sí, con el ser humano y con el Ser supremo.
Entonces surgirá la
civilización de la etapa planetaria, de la sociedad terrenal, la primera
civilización de la humanidad como humanidad en comunión, al fin, con todas las
cosas.
Es importante que no
dejemos que el sueño se quede en mero sueño. Urge poner las bases para su
implementación procesual en nuestra vida diaria, y también dentro de las
complejas estructuras de la civilización contemporánea.
De esta perspectiva podrá nacer una nueva ética, expresión de un nuevo estado de conciencia de la humanidad y de la realidad, que lentamente se fue transformando hasta inaugurar la fase globalizada del destino humano y de la Tierra.
LEONARDO BOFF