MARTÍN VALMASEDA
TRABAJAR
En las vidas de santos que leíamos de pequeños parecía que ninguno trabajaba, que andaba siempre rezando metido en la capilla. Últimamente nos hemos dado cuenta de que existen personas que a lo mejor no les han canonizado todavía (para eso hace falta mucho dinero, no se asusten) pero Guillermo Rovirosa, Doroty Day, y muchos otros metidos en el mundo laboral... Quienes los conocemos los llamamos santos y no tenemos prisa de que en el Vaticano hagan una ceremonia para beatificarlos o canonizarlos.
Hubo un tiempo en que el pueblo les aclamaba como santos sin esperar a que los monseñores de Roma les "declarasen" santos oficiales. Ganarás el pan con el sudor de tu frente (o del de enfrente que dice algún creyente crítico)
En Madrid para un santo trabajador que tenemos cuentan sus biógrafos que en vez de trabajar en la labranza se ponía a rezar, mientras los ángeles manejaban los bueyes en los surcos. No nos lo creemos ni los madrileños ni siquiera los bueyes. El trabajo, aunque sea escribir artículos como este , es un camino de santidad y San José Obrero aunque no escribiera ningún evangelio, con la sierra y el martillo le bastaba. Igual los miles de obreros que trabajan sin ganar un sueldo decente para que el patron se gane el pan y las angulas con el sudor del de enfrente.