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2 de mayo de 2024

"PARAR Y REFLEXIONAR"

Hace unos años tuve la oportunidad de mantener una interesantísima conversación con la filósofa Victoria Camps. Aludiendo a su libro “El elogio de la duda” me contó, con anécdota incluida, que “lo más difícil es transmitir la idea de que la incertidumbre es positiva, no siempre es negativa”, para preguntarse más tarde: “¿Qué político, por ejemplo, cuando se le pregunta algo contesta: ‘No lo sé, lo tengo que pensar’? Ninguno".

En España tenemos un presidente de gobierno que el pasado 24 de abril dirigía una “Carta a la ciudadanía” en la que anunciaba su necesidad de “parar y reflexionar” hasta hoy lunes, para poder responder si “merece la pena” continuar en su puesto, en el “fango” en el que, dice, se ha convertido la política de este país.

Más allá de las alusiones a quienes piensa que son responsables del enfangamiento y de su declaración de amor a su mujer, a la que “un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas”, última motivación de su retiro temporal, lo que más me ha sorprendido, es la manifestación pública de su necesidad de parar para poder reflexionar. 

Victoria Camps apuntaba que ella pensaba que a la gente, que un político respondiera “no lo sé, lo tengo que pensar”, no le iba a sentar mal, que la gente pensaría de un político que afirmara eso, “por lo menos, piensa que esto no está lo suficientemente maduro”.

A mí me encanta escuchar la radio. Las pocas veces que tengo que ir al trabajo en coche, a eso de las 7'30h, procuro poner distintas emisoras entre las que se encuentra COPE, que afirma en su ideario que es “confesionalmente católica y se sitúa, de partida, en el marco de los fines generales de la Iglesia y, más en concreto, de su presencia evangelizadora en el ámbito de la opinión pública”.

Según mi experiencia de oyente, al menos en esa franja horaria, está muy lejos de ser “presencia evangelizadora en el ámbito de la opinión pública”, pues la presencia evangelizadora no es uniforme, unilateral y totalmente vinculada a una sola propuesta política; más aún, está falta de buena noticia y claramente podría enmarcarse en la “estrategia de acoso y derribo” que denuncia Pedro Sánchez. Del resto de programación, solo podría hablar de oídas.

Me resultan repugnantes tantas y tan continuadas palabras de insulto y desprecio emitidas por una obra perteneciente a la mismísima Conferencia Episcopal Española, hacia la persona que preside el gobierno democrático de nuestro país. Hay otras voces en el dial que también son repugnantes hasta llegar a la hilaridad, pero no se declaran católicas.

Bien nos vendría dudar sobre lo que “tenemos” los católicos en COPE, sobre cómo nos “representa” en el territorio político de las ideas y propuestas y, en definitiva, en la diversidad de quienes somos Iglesia. La escucha y voz de la pluralidad en una obra al servicio de la Iglesia, contribuiría, sin duda, a mostrar verdaderamente la "presencia evangelizadora en el ámbito de la opinión pública", dejando, por tanto, de fomentar la polarización. No nos sentaría nada mal, tampoco, parar y reflexionar

CÉSAR ROLLÁN SÁNCHEZ

ECLESALIA