EL NIÑO GRANDE
Capítulo 1.- Pascualín
Papá ¿Y cuándo seré yo
grande?
Quien preguntaba esto,
Pascualín con 10 años, vivía en una choza del África, en un país que en algún
tiempo fue Guinea.
Quien
preguntaba esto, Pascualín con 10 años, vivía en una choza del África, en un
país que en algún tiempo fue Guinea; española y ahora era Guinea ecuatorial.
Todavía hablaban allí español junto con el idioma fang de sus antepasados.
Su papá era albañil, aunque tenía un problema; la situación de esa nación era la falta de oportunidades para tener una vida mejor, la gente no tenía dinero para construir casas. Buscaba un techo para cobijar a su familia, levantando unas ramas y hojas de palma, cubrían paredes con bloques o láminas que encontraba por algún derribo y suelo de tierra ya tenía su "edificio" construido sin arquitectos ni albañiles. La mamá podría lavar ropa, pero también tenía otro problema: que nadie de sus vecinos tenía ropa que lavar más que la de quita y pon que ellos mismos se lavaban de tarde en tarde en el río.
El alimento familiar consistía en algunas verduras plantadas en su pequeño huerto, la carne de algunos conejos y otros bichos cazados en el bosque.
Nuestro amigo con 10 años preguntaba a sus papás que cuando sería grande y podría dejar de ir a la escuela para poder trabajar.
A cualquier cosa llamaban escuela. Era un pequeño salón de ladrillo, construido por una ONG hacía pocos años, donde se reunían con una maestra los quince niños y niñas de 7 a 14 años para aprender lo más elemental: leer, hacer cuentas, algo de geografía para saber los municipios de su nación, los países de África y dónde estaba España de la que tenían los niños una borrosa recuerdo por lo que le contaban sus papás y la maestra.
La maestra, una señora española, jubilada que no se quiso volver a España y pensó que algo bueno podía hacer en aquella aldeíta.
Les decía que Pascualín el niño de nuestra historia, andaba a cada rato preguntando a sus papás cuándo podría ser grande y trabajar.
El
papá le decía riendo que "cuando las ranas tuvieran pelo" el sería
grande. Pascualín cuando era más pequeño iba al riachuelo cercano a la casa y
pescaba alguna rana. Pronto se cansó cuando vio que esos bichos eran verdes y
sin ningún pelo.
La mamá con más
paciencia explicaba a Pascualín que lo importante era saber mucho, para poder
trabajar en donde le pagasen bien. Doña Luisa, la maestra, que conocía el
deseo de ser grande del niño, le repetía lo mismo. Así el muchachito era de los
más estudiosos de aquella pequeña escuelita.
Aunque de vez en cuando
algún día que no tenía escuela, seguía yendo al riachuelo a pescar ranas.
Aunque los animalitos seguían sin pelo, Pascualín llevaba las ranas a su mamá que sabía hacer
un rico platillo de ancas de rana.
Seguramente
el comerlas, - pensaba Pascualín – también le serviría para crecer más deprisa.
loques
o láminas que encontraba por algún derribo y suelo de tierra ya tenía su "edificio"
construido sin arquitectos ni albañiles. La mamá podría lavar ropa pero también
tenía otro problema: que nadie de sus vecinos tenía ropa que lavar más que la
de quita y pon que ellos mismos se lavaban de tarde en tarde en el río.
El
alimento familiar consistía en algunas verduras plantadas en su pequeño huerto,
la carne de algunos conejos y otros bichos cazados en el bosque.
Nuestro
amigo con 10 años preguntaba a sus papás que cuando sería grande y podría dejar
de ir a la escuela para poder trabajar.
A
cualquier cosa llamaban escuela. Era un pequeño salón de ladrillo, construido
por una ONG hacía pocos años, donde se reunían con una maestra los quince niños
y niñas de 7 a 14 años para aprender lo más elemental: leer, hacer cuentas,
algo de geografía para saber los municipios de su nación, los países de África
y dónde estaba España de la que tenían los niños una borrosa recuerdo por lo
que le contaban sus papás y la maestra
La
maestra, una señora española, jubilada que no se quiso volver a España y pensó
que algo bueno podía hacer en aquella aldeita,
Les
decía que Pascualín el niño de nuestra historia, andaba a cada rato preguntando
a sus papás cuándo podría ser grande y trabajar
El
papá le decía riendo que "cuando las ranas tuvieran pelo" el sería
grande. Pascualín cuando era más pequeño iba al riachuelo cercano a la casa y
pescaba alguna rana. Pronto se cansó cuando vio que esos bichos eran verdes y
sin ningún pelo.
La
mamá clon más paciencia explicaba a Pascualín que lo importante era saber mucho
para poder trabajar en trabajos que le pagasen bien. Doña Luisa, la maestra,
que sabía el deseo de ser grande del niño, le repetía lo mismo. Así el
muchachito era de los más estudiosos de aquella pequeña escuelita.
Aunque
de vez en cuando algún día que no tenía escuela, seguía yendo al riachuelo a
pescar ranas. Aunque los animalitos seguían sin pelo, Pascualín llevaba las ranas a su mamá que sabía hacer un
rico platillo de ancas de rana.
Seguramente
el comerlas, - pensaba Pascualín – también le serviría para crecer más deprisa.