La Provincia de España encomienda a nuestras oraciones fraternas a nuestro querido hermano Rafael DELGADO GUTIÉRREZ, sacerdote, de la comunidad marianista de Cádiz, España, que ha fallecido al servicio de la Santísima Virgen María el día 29 de mayo de 2024 en Madrid, a los 91 años de edad con 72 años de profesión religiosa.
Rafael nació en la ciudad de Cádiz, el 30 de junio de 1932. Su padre, del que heredó el nombre, falleció muy joven, cuando el pequeño Rafa tenía 6 años. Con esa edad entró en San Felipe Neri, el colegio marianista de la ciudad, donde creció estudiando y disfrutando hasta cumplir los 18 años.
De allí fue al noviciado marianista de Elorrio (Bizkaia), donde hizo su primera profesión el 2 de noviembre de 1951. Los tres años siguientes los pasó en el escolasticado de Carabanchel (Madrid), donde empezó a estudiar Filosofía y Letras. Durante los 6 años siguientes trabajó como profesor en el colegio de Jerez de la Frontera, a la vez que terminaba los estudios de la licenciatura en Historia. En medio de ese periodo, el 28 de agosto de 1955 realizó su profesión perpetua. Y fue enviado al seminario internacional de Friburgo (Suiza). Allí fue ordenado sacerdote en 1965, recién terminado el Concilio Vaticano II. Rafael disfrutó mucho ese tiempo intenso de estudio y convivencia con otros marianistas, en una juventud madura, siguiendo con interés toda la evolución de la reflexión conciliar.
Recién ordenado, fue enviado como único sacerdote a fundar una nueva comunidad en el barrio de Gamonal (Burgos), donde estuvo durante dos años.
De allí, fue enviado a la parroquia recién fundada de San Simón y San Judas, en el barrio madrileño de Orcasitas. En este barrio obrero pasó Rafael 35 años de su vida, en dos épocas distintas. Muchos de sus habitantes, venidos desde los pueblos a la gran capital, vivían inicialmente en chabolas y las necesidades de todo tipo eran enormes. Rafael, junto con los otros marianistas de la comunidad, luchó mucho por mejorar las condiciones de vida y garantizar la dignidad de aquellas personas. Pero sobre todo supo estar cerca, compartiendo y acompañando. Una de las personas que lo conoció en aquel tiempo - ahora es abuela, muy dinámica y comprometida con los necesitados - dijo de Rafael algo muy hermoso en una entrevista que le hicieron en un periódico de Madrid. Cuando la entrevistadora le preguntó si conocía algún “santo de la puerta de al lado” de los que hablaba el papa Francisco, esta abuela respondió: “Para mí Rafa es un santo real. Es la persona más coherente que he conocido en mi vida. Rafa configuró mi vida, desde que le conocí teniendo yo 7 años. Era el cura del barrio”.
Cuando Rafa terminó su misión como párroco en Orcasitas, teniendo ya 77 años, solicitó al consejo provincial ser enviado como misionero a Guatemala, donde estaban viviendo y evangelizando otros dos religiosos de la Provincia. Y así, Rafael estuvo en Guatemala durante 10 años, formando comunidad con Martín Valmaseda, viviendo en el territorio de Cobán y atendiendo numerosas aldeas, caminando a veces durante dos días por la montaña para llegar a aquellas pequeñas comunidades cristianas. El rastro de bondad y cariño que dejó allí Rafa sigue siendo imborrable para muchas personas, según nos relata un monje benedictino amigo que está ahora misionando allí.
Debido a la avanzada edad de ambos y a la precaria salud de Martín, los dos volvieron a España en 2019. Rafael tenía entonces 87 años, pero se sentía aún con fuerzas, físicas y espirituales, por lo que se mostró disponible para ir a cualquier comunidad y misión de la Provincia. Y fue enviado a la comunidad de Burjassot, donde los religiosos animan la vida de una parroquia en un barrio necesitado. Durante los dos años que duró su estancia allí, tanto los hermanos de la comunidad como los parroquianos se admiraban de su energía vital, su sencillez evangélica y su calidad humana.
Cuando Rafael cumplió 89 años, fue enviado a la comunidad de su Cádiz natal. La verdad es que fue muy contento y se le veía muy bien. Pero, a este hombre con salud de hierro, que nunca había tenido que ir a médicos, a los pocos meses de estar en Cádiz le detectaron un cáncer. Durante dos años y medio estuvo con tratamiento, pudiendo hacer vida relativamente normal. Pero en febrero de este año 2024 llegó ya el momento en que la situación se volvió terminal y fue trasladado a la enfermería provincial de Siquem, para ser adecuadamente atendido.
Damos gracias a Dios
por la vida de Rafa, por el don que ha sido para nosotros y para tantos. Por el
bien que nos ha hecho a los que le hemos tratado y querido, incluso en los
meses finales de sufrimiento para él. Son testigos recientes y excepcionales de
esto los hermanos marianistas de Siquem y los profesionales sanitarios que le
han atendido, admirados de su fe y entereza. Descanse en paz en el Señor
nuestro hermano Rafael.