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26 de junio de 2024

LA GRAN DERROTADA

Normalmente de esto no se habla, ni se le ocurre a nadie, pero la realidad es que en estas elecciones europeas la gran derrotada es la comunidad científica.  Los científicos llevan mucho tiempo advirtiendo a la humanidad de los riesgos a que nos enfrentamos.  No se trata sólo del cambio climático, que ya es suficientemente grave, sino del agotamiento de los recursos, de le acumulación de residuos, de la contaminación de tierras y mares. La comunidad científica nos ha avisado repetidamente de que nuestra civilización no es sostenible, pero esta civilización no se cuestiona: los que ganan son los conservadores.  Y en estas elecciones no sólo no se han dado pasos en una dirección positiva, sino que se ha retrocedido: los verdes, que tenían 71 escaños han perdido 19 y se quedan en 52, en cambio ha aumentado  una extrema derecha que, dando una prueba más de su irracionalidad, niegan el problema del cambio climático.

Esa civilización que no es sostenible es, evidentemente, la civilización capitalista. Pero hoy en nuestro país, ni siquiera esa izquierda que  anda dándose tortas a diestro y siniestro, es capaz de levantar un poco la mirada y darse cuenta de que todos tenemos un enemigo común, ese capitalismo que lleva a la humanidad al desastre.

Es evidente que  no podemos pensar en un golpe que derribe hoy al capitalismo. Este sistema está asumido  por la gran mayoría de la población, y los sonoros fracasos de los intentos hechos para derribarlo no hacen más que desanimar a otros intentos revolucionarios. Pero la situación actual de la humanidad nos da suficientes argumentos para plantear la necesidad imperiosa de un profundo cambio. La postura de los científicos es una razón más para plantear este cambio.

Es necesario poner empeño en un cambio cultural, llevar este tema de la insostenibilidad de nuestra forma de vida al primer plano de la opinión pública. Para ese cambio cultural tenemos que meternos en el terreno personal, sicológico. Los seres humanos ante lo único que no somos libres es ante nuestra propia felicidad. Pero no hay ninguna ley científica que nos diga dónde está la felicidad. Esto no lo tiene en cuenta el capitalismo, que sí nos asegura que la felicidad la traen la riqueza y el consumo.

Naturalmente que un mínimo de riqueza es necesario para atender a las auténticas necesidades humanas. Por supuesto que en la miseria no se es feliz, pero llegados a un cierto límite, la felicidad no se consigue a golpe de millones. El afán de los grandes millonarios de tener cada día más y más nos confirma plenamente que toda la riqueza que poseen no les deja satisfechos. En España, en 2023 gastaron casi  6.000 millones de euros en publicidad, para convencernos de que el consumo nos haría muy felices. Pero si nos dejamos engañar y buscamos así nuestra felicidad,  las tristes predicciones de los científicos se cumplirán inevitablemente.


Antonio Zugasti