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11 de julio de 2024

EL EVANGELIO SEGÚN SARA MANUELA

 

Este es uno de esos artículos que escribo en el aeropuerto, de salida, mientras voy a mi nuevo destino en el Vicariato Apostólico de Puyo, en la Amazonía ecuatoriana.  Es siempre la buena noticia de Jesús la que nos lleva a la misión, la alegría del Evangelio lo pone a uno a correr...

Sara Manuela sintió desde pequeñita que algo extraño, muy grande, tal vez un monstruo, la habitaba y la limitaba, le pesaba y le dolía: “en mi -dice ella- habitaba algo, y aunque sentía que estaba allí, no sabía muy bien qué era”.

Y un día, se decidió a estarse en silencio, calladita, ahí con el monstruo que se movía en ella; quiso, simplemente, estarse con él y cerrar los ojos para poder mirarlo; y llegó la sorpresa, o mejor, la revelación, no era un monstruo, era un amigo“: "solo cuando acepté su presencia, pude ver lo especial que era”.  Mirar con amor transfigura la realidad y eso le pasó a Sara Manuela.

Cuando miramos con amor, nos miramos con amor, le prestamos los ojos a Dios para que saque la luz que ilumina por dentro a la gente y a las cosas y a uno mismo.

Jairo Alberto Franco

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