Francisco, en el ángelus: "La venta de armas contradice el espíritu de los Juegos Olímpicos"
Francisco asomado al balcón del Palacio Apostólico
Glosando el evangelio
del día, que habla del milagro de los panes y los peces, Francisco, asomado al
balcón del Palacio Apostólico, ante un numeroso grupo de fieles que le atendía,
aludió a los tres gestos que Jesús repetirá en la Última Cena: "ofrecer,
dar gracias y compartir"
A la hora de los
saludos, y cuando se celebra este domingo la IV Jornada Mundial de los Abuelos
y los Mayores, que él mismo instituyó, Francisco señaló que "el abandono
de los ancianos es una triste realidad a la que no deberíamos acostumbrarnos.
No los abandonemos, reforcemos la alianza entre nietos y ancianos"
"Mientras en el
mundo hay tanta gente que sufre por las calamidades y el hambre, se continúan
construyendo y vendiendo armas. Esto es un escándalo que la comunidad
internacional no debería tolerar y contradice el espíritu de fraternidad de los Juegos Olímpicos que se están celebrando"
En el primer caso, es un gesto "con el que reconocemos que tenemos algo bueno que dar, y decimos nuestro “sí” incluso si lo que tenemos es demasiado poco con respecto a lo que se necesita"; en el segundo, "es el momento de la bendición, en el que alabamos a Dios por su bondad mientras Él santifica, consagra y multiplica 'las dos moneditas'”; y en el tercero, es "una ocasión para crecer juntos como hermanos, cada vez más unidos en la caridad".
Tras abundar en la explicación de cada uno de esos tres "gestos", Francisco lanzó sus habituales interrogaciones al aire de la plaza De San Pedro: "Podemos entonces preguntarnos: ¿yo creo verdaderamente, por gracia de Dios, que tengo algo único que donar a los hermanos, o me siento anónimo, 'uno entre muchos'? ¿Agradezco al Señor los dones con los que continuamente me manifiesta su amor? ¿Vivo el compartir con los demás como un momento de encuentro y enriquecimiento recíproco?".
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