Con críticas a la ideología y al populismo
Por Washington Uranga
Francisco se mostró
preocupado por la falta de participación en la democracia, afirmó que ésta es
el “corazón” de la acción política y llamó a “pensar como pueblo” y al
compromiso de los cristianos en la vida política. Advirtió también sobre el
riesgo de dejarnos engañar por “las soluciones fáciles”.
En un discurso
pronunciado en Trieste (Italia) al hablar en la clausura de la 50ª Semana
Social de los Católicos en Italia, Francisco afirmó que “la fraternidad hace
florecer las relaciones sociales” tomando en cuenta también que “cuidar unos de
otros requiere la valentía de pensar en nosotros mismos como un pueblo”. Según
el Papa “para afirmar que la sociedad es más que la mera suma de individuos es
necesario el término ‘pueblo’…lo cual no es populismo”, advirtió. En el mismo
sentido el pontífice subrayó que para planificar “algo grande a largo plazo” es
preciso construir “un sueño colectivo”.
La presentación de
Jorge Bergoglio en Trieste fue una suerte de clase magistral sobre el valor de
la política a partir de la doctrina social católica en la que el pontífice se
mostró preocupado porque “está claro que en el mundo actual la democracia,
seamos realistas, no goza de buena salud”. Y si bien Bergoglio no hizo
referencia a ningún país y situación en particular, sus palabras fueron
pronunciadas el mismo día en que se celebró en Francia la segunda vuelta
electoral, después de un triunfo inicial del populismo ultraconservador, un
hecho similar a lo que sucede en otras latitudes del mundo. Quizás también por
eso Francisco advirtió que sus reflexiones sobre “el compromiso cristiano y la
lectura evangélica de los fenómenos sociales (…) no sólo son válidas para el
contexto italiano, sino que representan una advertencia para toda la sociedad
humana y para el camino de todos, pueblos”. Por eso, siguió argumentado el
pontífice, “así como la crisis de la democracia atraviesa diferentes realidades
y naciones, así también la actitud de responsabilidad ante las transformaciones
sociales es una llamada dirigida a todos los cristianos, donde quiera que vivan
y trabajen en todas partes del mundo”.
Según Francisco cuando en democracia “alguien es marginado, todo el cuerpo social sufre” porque “la cultura del desperdicio crea una ciudad donde no hay lugar para los pobres, los no nacidos, los frágiles, los enfermos, los niños, las mujeres, los jóvenes, los viejos”. Para el Papa esta es “la cultura del descarte” en la que el poder “se vuelve autorreferencial”, considerada como una “mala enfermedad” que es “incapaz de escuchar y servir a la gente”.
Otra vez sin hacer
referencia a ninguna situación en particular Francisco se mostró preocupado por
los bajos niveles de participación que se dan en la democracia. “Me preocupa el
pequeño número de personas que acudieron a votar” e insistió en que “requiere
que se creen las condiciones para que todos puedan expresarse y participar”.
Advirtiendo también que “la participación no se puede improvisar, se aprende
desde los niños, desde los jóvenes, y hay que ‘formarla’, también en el sentido
crítico respecto de las tentaciones ideológicas y populistas”.
Para Francisco “las
ideologías son seductoras” porque “seducen, pero te llevan a ahogarte” dijo
aludiendo a la imagen del flautista de Hamelin. Advirtió también que “una
sociedad humana y fraterna es capaz de trabajar para garantizar de manera
eficiente y estable que cada uno sea acompañado en el camino de la vida, no
solo para satisfacer las necesidades primarias, sino para que pueda dar lo mejor
de sí mismo, incluso si su desempeño no será el mejor, aunque vayan lentamente,
aunque su eficiencia no sea muy significativa”, dijo parafraseando su encíclica
Fratelli tutti.
Sumamente crítico “con
ciertas formas de democracia que no reconocen la dignidad de la persona” y a
las que catalogó de “hipocresía social” que caen en “alejamiento de la realidad
social” señaló que “la indiferencia es un cáncer la democracia, una falta de
participación”.
Ante los delegados al
congreso social de los católicos italianos pero, como él mismo lo señaló,
hablando “no solo para el contexto italiano”, Francisco resaltó que “el corazón
de la política es la participación” y esto implica “cuidar de todo, no solo
caridad”.
Pidió también que “no
nos dejemos engañar por las soluciones fáciles” y que “seamos apasionados por
el bien común”. Dijo Francisco que “la tarea que tenemos es la de no manipular
la democracia, ni distorsionarla con títulos vacíos de contenidos, capaces de
justificar cualquier acción”. Porque, agregó, “la democracia no es una caja
vacía, sino que está ligada a los valores de la persona, de la fraternidad y
también de la ecología integral”.
Retomando también su constante prédica en favor de la política el Papa animó a los católicos a comprometerse y “tener el coraje de hacer propuestas por la justicia y la paz en el debate público”. Y, advirtió, “no para defender privilegios” sino para ser una “voz que denuncie y proponga una sociedad que a menudo no tiene voz, donde demasiadas personas no tienen voz”, Porque, agregó, este es “el amor político” entendido como “una forma de caridad que permite a la política estar a la altura de sus responsabilidades y alejarse de las polarizaciones, esas polarizaciones que empobrecen y no ayudan a comprender y afrontar los desafíos”.
En ese marco siguió
alentando a los cristianos “a caminar juntos como pueblo de Dios, a ser
fermento de participación entre el pueblo del que formamos parte. Y esto es
algo importante en nuestra acción política, incluso de nuestros pastores:
conocer al pueblo, acercarse al pueblo”. Si bien la afirmación anterior puede
leerse como un claro respaldo a los sacerdotes que se comprometen en política
el Papa también dijo que “un político puede ser como un pastor que va delante
del pueblo, entre el pueblo y detrás del pueblo. Delante de la gente para
señalar un poco el camino; entre el pueblo, para tener sabor de pueblo; detrás
de la gente para ayudar a los rezagados”. Porque, dijo, “un político que no
tiene ojo para el pueblo, es un teórico”.
Y a modo de resumen
sobre su planteo acerca de la acción política de los católicos, el papa
Francisco afirmo que “muchas veces pensamos que el trabajo político es ocupar
espacio: ¡no!. Es apostar al tiempo, iniciar procesos, no tomar lugares. El
tiempo es superior al espacio y no olvidemos que iniciar procesos es más sabio
que ocupar espacios”.