Desarrollar una
espiritualidad teniendo en cuenta el sentido cósmico de la Cristología, nos
ligará, entre otras cosas, a una conciencia ecológica, tan necesaria en este
tiempo de industrialización desmedida y del avance inmobiliario causando un
serio impacto ambiental (Boff, 1999). Qué decir de la producción energética en
el sur de nuestro país, y sus consecuencias en el daño hídrico y forestal,
acabando con nuestros ríos y bosques, y replegando comunidades pehuenches hacia
la cordillera. El cristiano que adopta una espiritualidad considerando la
realidad del Cristo cósmico será movido a un profundo respeto por la creación,
procurando su cuidado y conservación. Esto es fundamental si verdaderamente
deseamos la preservación de todo lo creado y no su usufructo indiscriminado en
aras del progreso.