El arzobispo sudafricano Desmond Tute, premio Nobel de la Paz, dice que " no hay nada más político que afirmar que la religión no tiene que ver con la política ". Querer separar la religión y la política es lo mismo que pretender separar el cuerpo y el alma.
Al abrir el evangelio
constatamos que la vida de Jesús tuvo implicaciones políticas antes incluso de
que él naciera. Herodes, temiendo al Mesías, ordenó la matanza de los niños.
Para María, el hijo
esperado era una bendición del Señor que “derriba del trono a los poderosos y
eleva a los humildes, que llena de bienes a los hambrientos y despide a los ricos
con las manos vacías “(Lc 1, 52-53 ).
Si la religión no
tuviese nada que ver con la política, Juan Bautista, primo de Jesús, no habría
sido preso y asesinado por orden de Herodes, que por él fue denunciado como
corrupto (Mc 6, 17-29).
Toda la misión de Jesús es un conflicto permanente con las autoridades de su tiempo: escribas, fariseos, saduceos, miembros del Sanedrín y de la corte romana. El hecho de, que Jesús denunciara la hipocresía de la ley, defendiera los derechos de los marginados, proclamara un Reino que no era el del César….. provocó la ira de Herodes, a quien él trató de “ zorro “ (Lc 13,32 ).
Cuando los apóstoles sugirieron que Jesús despidiese a la gente hambrienta, él reaccionó, obligándolos a repartir los alimentos (Mc6, 30-44 ). En la oración que Jesús enseña, el paralelismo “Padre nuestro/pan nuestro “ deja claro que no se puede testimoniar que Dios es nuestro Padre si no nos llevamos como hermanos compartiendo los bienes de la tierra y los frutos del trabajo humano.
Todo cristiano es
discípulo de un prisionero político. Jesús no murió de accidente de camello en
una calle de Jerusalén, ni de hepatitis en la cama. Fue asesinado bajo dos procesos
sumarísimos, el del Sanedrín y el de los romanos. Era preciso callar a aquel que
enseñaba que la persona humana es más sagrada que el Templo de Jerusalén, el sábado
o el palacio de Herodes en Tiberíades.
El ciego, el cojo, el
pobre Lázaro, así como Zaqueo, son templos vivos de Dios. Ningún orden político
puede considerar el derecho de la propiedad por encima de los derechos de la
vida de las personas. Para la fe cristiana, la salud de un pobre enfermo vale
mucho más que la manada de cerdos que Jesús precipita en el lago (Lc 8, 26-33),
así como el derecho de los sin tierra está por encima de la propiedad de la
tierra ociosa, o el salario del trabajador por encima del lucro del patrón, la
educación de los niños de la calle por encima de los intereses de los bancos.
Siendo Iglesia de
hombres y mujeres- y no de ángeles- tiene el deber de velar para que, ya en
este mundo, “ todos tengan vida y vida en abundancia “ ( Jn 10,10 ).
Para esto vino Jesús a
restaurar el paraíso creado por el Padre y subvertido por el egoísmo humano.
Si hay un solo Dios, de
quien somos hijos, ¿por qué tanta desigualdades entre los hermanos?
Desmond Tute –
Arzobispo Sudafricano – Premio Nobel de la Paz
Colaboración de Juan García de Paredes.