Rafael Prieto
Dar gracias al Señor
no es decir a Dios:
“gracias”.
Es confesarle Padre, con confianza.
Dar gracias al Señor
no es rezar de
rodillas.
Es decirle: sí, Padre,
lo que digas.
Dar gracias al Señor
no es encenderle
lámparas.
Es encender su nombre
en el alma.
Dar gracias al Señor
no es decirle una misa.
Es hacerte tú mismo eucaristía.
Dar gracias al Señor
no es repetir su
nombre.
Es honrarle y servirle en el pobre.
Dar gracias al Señor
no es cumplir la
promesa.
Es sentar al mendigo a
tu mesa.
Dar gracias al Señor
no es cantar un “Te
Deum”.
Es mirar tiernamente al
por-dios-ero.
Dar gracias al Señor
no es recitar un salmo.
Es amar y servir al hermano.
Es bueno dar gracias al
Señor.
Es muy bueno proclamar
su nombre,
realizando su
misericordia
de la mañana a la
noche.
LOS OTROS SALMOS
Colaboración de Juan García de Paredes.