MARTÍN VALMASEDA
No se
lo van a creer pero
había un tiempo en
que el deporte
como espectáculo era
gratuito. Los futbolistas
por ejemplo no cobraban dinero por
jugar, ni siquiera
en los equipos
de primera división. Conozco una
persona de mi
familia que
decía: "habrá un tiempo
cuando el futbol
deje de ser gratuito,
que dejará de
ser deporte". El jugaba en
un equipo contra
el Real Madrid y
demás equipos de
primera. Poco a poco
empezaron a aparecer jugadores
profesionales. El equipo
de esa persona desapareció. Los
equipos de barrios
ricos ofrecían dinero
por jugar en ellos. Mi
pariente vio como
compañeros suyos pasaban
por ofertas de
dinero a jugar en
el Madrid, Barcelona, Atléticos,
etc. Mi
pariente se fue a
practicar deporte subiendo
montañas que para
eso solo tenía que pagar el
tren.
Así poco a poco sucedió con los demás deportes.
Había que ver el orgullo e ilusión con que los antiguos
futbolistas gratuitos iban
a sus entrenamientos a
las 6 de
la mañana porque
a las nueve
tenían que empezar
a trabajar para ganarse el pan
y comprarse las botas...
El dinero
resulta ser un
veneno que mata
las ilusiones deportivas
de muchos jóvenes. Hace
falta dinero para pagar
la casa y
la cesta de
la compra con
lo que tiene dentro pero que no
envenene nuestras ilusiones.
En barrios de países pobres se ve jugando
en las calles al
futbol con una pelota
hecha con trapo y cuerdas. De
ahí han salido
a veces grandes ases del
futbol. ¡Triste si ahora
no patean el
balón con el
espíritu que les hacía
chutar la pelota
de trapo y cuerdas!
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