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4 de septiembre de 2024

CONSTANTINO: UN SUEÑO ANTI-HISTÓRICO.

CAPÍTULO 3: LOS CRISTANOS SALEN DE LAS CATACUMBAS

MARTÍN VALMASEDA

Cuando terminó la asamblea del obispo de Roma, con la comunidad, Silvestre les dio la n noticia a los fieles: << Hermanos ha estado aquí hablando conmigo un senador de parte de Demócrito el nuevo presidente del gobierno de Roma pidiéndome que fuera a hablar con él…>>.

Surgió un grito entre algunos de los presentes: ¡¡ No Padre Silvestre no vayas!! es una trampa para meterte preso! !

Pero Claudio y otros exclamaron: ¡¡ Sí hazle caso Padre Silvestre el nuevo presidente es de confianza!!

Se iba a organizar una discusión allí mismo pero Silvestre levantó la mano les pidió silencio y dijo: Paciencia hermanos creyentes. Ya estoy informado de cómo cambian las cosas en el país. Voy a hablar con ese hombre que no ha querido llamarse emperador y lo que pase ya lo veremos.

Al día siguiente por la mañana temprano salió Silvestre a casa del nuevo presidente. Este ya no vivía en el capitolio ni en ningún palacio sino en su casa familiar con su hermana Irene y dos servidores (no esclavos) que ayudaban también en sus enseñanzas de filosofía. Demócrito recibió amablemente sin ceremonias a Silvestre y se sentaron a platicar en el patio interior de la casa. <<Yo no conozco mucho - empezó Demócrito - de vuestra religión, secta o como la llamen. Sé que ese Jesús nazareno era un teknon un trabajador de un pueblo pequeño que quería hacer un reino nuevo aquí le interrumpió Silvestre: Bueno eso de reino es algo relativo; el reino de Dios del que hablaba Jesús es un asunto de verdad y justicia. A nuestro Jesús lo quisieron hacer rey y él se escapaba al monte y no quería poder ni dominio>>.

Eso me gusta - exclamó Demócrito- yo pienso igual de los gobernantes de todo el mundo. Y precisamente te llamé ilustre Silvestre para decirte que vuestra religión y todas las que hay en este país.

Que son muchas - reconoció Silvestre

- cierto pues todas tienen libertad en nuestro gobierno con tal de que se respeten unas a otras que ninguna, ni la de nuestros Júpiter marte venus... serán las únicas del país Ya veo que vosotros no tenéis templos

- no ni los queremos respondió Silvestre - nos reunimos en nuestras casas a celebrar la cena del señor y no nos hacen falta sacerdotes como en el antiguo templo judío que destruisteis vosotros hace tres siglos o en los templos de vuestros dioses...

Así siguieron platicando el filósofo presidente Demócrito y el episcopus de los seguidores de Jesús el nazareno. Parece que de ahí nació una amistad con distancias ... seguiremos viendo como continua este sueño antihistórico donde aquel Constantino que aparece en los libros de historia no está en ninguna parte gracias al Dios abba, de Jesús y al Júpiter del imperio romano. Ya veremos cómo sigue la anti-historia en los siguientes capítulos