Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

18 de septiembre de 2024

PALABRAS A VOLEO: DIVIDIR O MULTIPLICAR

MARTÍN VALMASEDA

Cuando  uno empezaba  a ir  al  colegio  ( si  podía) la  primera  aventura  con la  que  se  encontraba era la de la  aritmética.  Eso de sumar y  restar  todavía  no  eran  matemáticas,  sino  sólo   aritmética  aunque  también  esa  se  iba  complicado  cuando  en  vez de  dos  y  dos   cuatro  había  que  sumar  2.480 +  876  lo  que  exigía  mucho  chupar  el lápiz  y  sin  móvil, lo  que  nos dejaba  inmóviles,  sólo mirando  al  pupitre  del  compañero  que  era  el  primero  de la  clase para  ver  lo  que  había  puesto  él.

Pero todo pasaba deprisa en nuestra  vida  de  6  años  y  caíamos por  sorpresa  en eso que era multiplicar y dividir ...  y  sudar para  saber  cuántas veces me  llevo  en  la multiplicación.

Menos  mal  que  ahora  de  mayores  tenemos  la  solución  en  lo  digital  que  no  es  contar  con los dedos,  sino  que el  aparatito  celular  lo  hace  por  nosotros, como  antes  lo  hacía  nuestra  mamá, cuando  no  dividía, sino partía  un  cacho  de  pan  con  chocolate para cada  hermano.

Ahora de mayores nos estamos  dando  cuenta de que hay personas  que  sólo  han aprendido a  sumar  y multiplicar y  otras  personas  que sólo  saben  restar  y  dividir.

Los que sólo saben  sumar y  multiplicar se les llame  ricos  y  los  otros  son  los  pobres  obligados  a   dividir  y  restar  sus  cada vez  menos  propiedades.

Pero existen unos seres especiales que  pudiendo sumar  sus  propiedades,   dedican  su  vida  a  dividir  y partir  o  compartir  lo  que  tienen  entre  otros seres  humanos inmortales ( inmortales son los que no tienen ni dónde caerse muertos).

Esos que  yo llamaría  divisores voluntarios, son los que otros los llaman  tontos  pero  que algunos  los  llaman  santos.

Pensándolo  bien  si  todos y  todas  fuéramos  sólo  divisores  y  todos y  todas  compartiéramos todo lo que tenemos el  mundo sería  un  paraíso  sin  pecado  original. Algunos  exégetas  dicen  que el  pecado  original  fue  cuando  adán  y  Eva y  también  la  serpiente empezaron  a  decir "esto es  mío" y "quiero multiplicar los frutos de mi árbol  y  el  paraíso se  convirtió  automáticamente en  infierno. 

O sea que ya saben: menos sumar y multiplicar y más dividir, partir y compartir  todo,  pero  todos, todos, todos.