Líbrame del egoísmo
No permitas, Señor,
que viva y muera
con un corazón egoísta,
preocupado sólo de
tener
yo lo necesario
y olvidándome de tantos
hermanos míos
que se hallan acosados
por el hambre y la enfermedad,
sin techo para cobijarse y
sin un trozo de pan que llevarse a la boca.
No me dejes dormir tranquilo
soñando en mi felicidad
y olvidándome de la ajena,
como si mi vida valiera
más que la vida de un pobre,
de un anciano o de un moribundo.
No toleres, Dios mío,
que mi alma llegue a
ser
tan raquítica
que sólo quepa en ella
la pregunta de Caín:
¿ Soy yo acaso el
guardián
de mi hermano ?
PALABRAS PARA EL SILENCIO
Colaboración de Juan García de Paredes.